Capítulo XXXI-2

1876 Mots

El orgullo era un sentimiento muy fuerte en la señora Clennam, así como el dolor que le infligían la situación y la intensidad de las antiguas pasiones, cuando pronunció estas palabras. No fueron menos intensas cuando añadió: —Pero veo que hasta tú te apartas de mí, como si me hubiera portado con crueldad. La pequeña Dorrit no pudo negarlo. Intentó que no se le notara, pero le producía un gran rechazo esa actitud vital que tan ardientemente había defendido y que tanto se había prolongado. Amy percibía a la anciana sin ningún adorno, veía claramente su naturaleza. —He cumplido —prosiguió la señora Clennam— lo que me fue encomendado. He luchado contra el mal, no contra el bien. He sido un instrumento de castigo contra el pecado. ¿Acaso no se nos ha dicho a los pecadores como yo que lo per

Lecture gratuite pour les nouveaux utilisateurs
Scanner pour télécharger l’application
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Écrivain
  • chap_listCatalogue
  • likeAJOUTER