*Anneli* Al despertarme a la mañana siguiente, sentí un dolor agudo entre las piernas y algunas otras partes del cuerpo. Sentí como si mi cuerpo hubiera sido desmantelado y perforado nuevamente, dejándome completamente exhausta. Afuera, el sol de invierno proyectaba un resplandor cálido, indicando que ya era pasado el mediodía. Mis mejillas se calentaron al recordar las muchas veces que estuvo entre mis piernas anoche. Y lo más loco fue que en ese momento, a pesar de lo dolorido que estaba, sentí que me excitaba. Oh Dios. ¿Qué me ha hecho ese hombre? No podría convertirme en un adicto al sexo, ¿verdad? Suspiré, recordando que pareció endurecerse nuevamente apenas unos minutos después de llenarme con su semen. Me pareció desconcertante cómo un hombre que norm


