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¿Y si lo hacemos realidad?

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Blurb

A Jonás Watford las desilusiones amorosas que ha tenido lo han vuelto un hombre tímido, amargado y no cree en el amor, así que ha decidido entregarse a su trabajo, al que puede controlar sin ningún problema.

Ainhoa Dohme está pasando por un mal momento, se ha preparado mucho y ha trabajado duro para ayudar a su padre con sus empresas farmacéuticas, ahora que él falleció, es su responsabilidad sacar todo adelante y hacerse cargo de la gran responsabilidad que eso conlleva.

Conoce a Jonás en un momento crucial en su vida y las circunstancias la obligan a mentir e involucrarlo, aunque él en un principio la apoya, las cosas cambian cuando Jonás descubre, quién es realmente Ainhoa Dohme

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Capítulo 1
Hola, bienvenidos a una de mis historias. Si ya leíste Una casualidad inesperada, aquí tendrás un poco más de Izan y Brett. Espero que la disfruten ♥ *****♥♥***** * Todos los derechos son reservados, registro bajo el número 2201130239300* ♥**********************************************♥ No puedo creer lo que estoy viendo, vine a New York para firmar algunos documentos que tenía pendientes en la empresa para la que trabajaba y Steffy, mi ex novia, me está esperando en la salida. —Babe, ¿cómo has estado? —me pregunta acercándose a mí para abrazarme. —No me llames babe, y como puedes ver, estoy muy bien —respondo molesto, alejándome de ella para impedir que se acerque a mí. —Por favor Jonás, no puedes irte así, tenemos que hablar. —Mira Steffy, creo que entre nosotros todo quedó muy claro, ni tú me amabas a mí, ni yo a ti. —No digas eso, fuimos felices. —¿Fuimos felices? —cuestiono con burla—. Solo me utilizaste para darte la vida que tanto anhelas tener. —Eso no es verdad, yo te amo. —Ha pasado demasiado tiempo como para creerte. —Y todo este tiempo he sufrido por ti. —Yo no Steffy. —No lo creo, estoy segura que me sigues amando. —¿Cómo supiste que vendría? —La recepcionista es mi amiga y me dijo que tenías una cita. —No tengo tiempo para esto, debo irme, hoy mismo regreso a Denver y voy a perder mi vuelo. —¿Me puedo ir contigo? Volteo a verla molesto. —¿Para qué? Vivo con mi madre, no sé si recuerdas aquella casa que menospreciaste tanto, a menos que quieras hospedarte con Brett, claro. —Jonás no seas tan duro conmigo, me equivoqué, pero yo te amo, te he extrañado mucho. —Estoy seguro que ya se te acabó el dinero de las entrevistas que hiciste ¿verdad? —Yo no… —Steffy, ponte a trabajar, es la mejor manera de sacar dinero, ya no tienes nada que contar para que te paguen, a menos que sigas con tus inventos. —Yo sé que me sigues amando Jonás y nunca me vas a olvidar. Sonrío. —Sigue soñando. —Solo yo puedo aguantarte, eres un hombre muy aburrido, nadie se casaría contigo, recuerda que soy la única mujer con la que has durado más tiempo, eres demasiado nerd para tener una relación con alguien más. —Puede ser, pero prefiero quedarme solo, a casarme con una mujer como tú —camino alejándome de ella y detengo un taxi, antes de subirme me doy la vuelta—. Por cierto, todo lo que contaste de la muerte de Peter era mentira, tuviste suerte de que no te demandaran, te recomiendo que no vuelvas a dar declaraciones mencionando a Brett, a Izan o a alguien de mi familia, estoy seguro que la próxima vez, no tendrás tanta suerte, yo mismo me voy a encargar de que te hundan. Me subo al taxi y no vuelvo a mirar atrás, Steffy fue una muy mala experiencia por la que decidí no volver a creer en el amor, obviamente ella no me amaba, sólo quería mi dinero y le emocionaba ser la cuñada de una famoso jugador de football, aún no puedo olvidar el día que la vi en televisión dando una entrevista acerca de Peter, el hombre que intentó secuestrar a Izan, me moría de vergüenza con Brett, por suerte ellos entendieron que no era culpa mía y no pusieron atención. Definitivamente el amor no se hizo para mí, prefiero seguir haciendo lo que más me gusta, trabajar, convivir con mi familia, seguir consintiendo a mi pequeña sobrina Amaia que me tiene completamente enamorado, trato de ir a verla muy seguido, es la alegría de toda la familia y no necesito nada más en mi vida para ser feliz. Llego al aeropuerto y me doy cuenta que mi vuelo se canceló, creo que mi día no puede empeorar más, suena mi teléfono y al verlo sonrío. —Hola cuñada, que milagro. —Hola Jonas, no es ningún milagro, lo que pasa es que me extraño que no vinieras a ver a Amaia hoy, como todos los miércoles. —Estoy en New York. —¿Todo bien? —pregunta preocupada. —Izan, créeme que no vine a buscar a la loca de Steffy, si es lo que estás pensando. —En realidad no estaba pensando en nada. —Menos mal, aunque tengo que confesarte que sí la vi. Se queda en silencio esperando a que continúe. —Tenía algunos pendientes en la compañía que trabajaba, y vine a firmar unos documentos para ya por fin terminar con todo y poder aceptar el nuevo puesto que me están ofreciendo en mi nuevo trabajo. Cuando salí, Steffy me estaba esperando. —No lo puedo creer, ¿cómo se entero que estabas allá? —Por la recepcionista, es su amiga y le aviso. —Que mal. —Por suerte no sentí nada al verla, bueno sí, me sentí demasiado tonto e ingenuo por creer que me amó alguna vez. —No digas eso Jonás, eres un gran hombre, estoy segura que algún día no muy lejano, llegará a tu vida la mujer indicada. —Ya la tengo, se llama Nita y también tengo una pequeña llamada Amaia a la que adoro. La escucho sonreír. —Necesitas algo más que eso. —No lo creo. —Como tú digas, ya después te lo voy a recordar. —Lo dudo. —¿Te llevaste el avión de Brett? —No, de hecho no le avisé que vendría. —Ay Jonás, Brett se va a enojar. —¿Mi hermano se sabe enojar? La oigo que suelta una carcajada. —Casi no. —No te preocupes, ya voy de regreso, de hecho estoy en el aeropuerto, aunque cancelaron mi vuelo. —¿Quieres que le diga a Joel que vayan por ti? El avión está desocupado. —No Izan, no es necesario, iré a preguntar si hay algún otro vuelo disponible. —Está bien Jonás, eres demasiado terco, te pareces a tú hermano. —No, más bien mi hermano se parece a mí, recuerda que yo soy el mayor. —Cierto, aquí nosotros somos los adultos, mi fanfarrón no es tan adulto aún. Sonrío. —Y mientras lo sigan consintiendo tanto mi madre y tú, nunca será adulto. —No seas exagerado. —Es broma cuñada. —Lo sé. —Tengo que dejarte, antes que se haga más tarde, mañana pasaré a ver a mi pequeña antes de ir a trabajar, claro, si logró salir de aquí hoy. —Está bien, mi pequeña extraña a su tío. —Dale muchos besos de mi parte, nos vemos mañana. —Claro, que tengas un buen viaje. Cuelgo y voy a ver si encuentro algún otro vuelo para hoy, por suerte encuentro uno para las 12 de la noche y solo tienen disponible en primera clase, con lo mucho que me gusta convivir con las personas millonarias, pero no me queda otro remedio. Como aún faltan algunas horas para poder abordar empiezo a dar vueltas en las tiendas del aeropuerto, me compro un café y veo una mariposa de peluche, es rosa con morado, estoy seguro que le encantaría a mi pequeña, así que sin dudarlo la compro. Me siento a esperar que nos llamen para abordar, mientras reviso mis correos y contesto algunos, empieza a darme sueño y me pongo de pie para caminar un poco y despejarme. Por suerte el tiempo pasa rápido y nos llaman para abordar, creo que me quedaré dormido todo el viaje, estoy realmente agotado. Busco mi asiento y me toca en el lado de la ventanilla, realmente es mucha la diferencia de viajar en primera clase, los asientos son más cómodos, apago mi teléfono y me acomodo en mi lugar, dan el anuncio de que vamos a despegar y en eso se sienta una chica a mi lado, parece que venía corriendo porque se nota algo alterada. Se pone el cinturón y noto como empieza a inhalar y exhalar, repite la acción varias veces hasta que el avión empieza a moverse. No sé porqué pero llama mi atención, es muy bella, trae su cabello recogido, está vestida de manera informal pero elegante, puedo notar que su ropa es cara, aunque es obvio, viene en primera clase. Dejo de prestarle atención y cierro los ojos tratando de dormir, mañana tengo que trabajar a primera hora y necesito descansar un poco. Me estoy quedando dormido cuando escucho que alguien está llorando de manera inconsolable, abro los ojos y veo a la chica que está a mi lado cubriéndose la cara con las manos. —No quiero ser imprudente pero ¿puedo ayudarte en algo? Se quita las manos de la cara y voltea a verme, tiene unos ojos preciosos color miel, aunque se ven demasiado tristes. Saco mi pañuelo y se lo ofrezco. —Gracias —logra decir. Por alguna razón quisiera darle ánimos, nunca me ha gustado ver a una persona llorar, sobre todo si es una mujer. —Disculpa por haberte despertado —comenta avergonzada. —No lo hiciste, no estaba dormido aún ¿te da miedo volar? —le pregunto tímido. Sonríe y de verdad que tiene una sonrisa preciosa, pero lo que más me llama la atención son sus ojos. —No, desde pequeña he viajado mucho, solo que… —No quiero ser indiscreto, no tienes que contármelo. —Hace unos días falleció mi padre. Por instinto tomo su mano y la presiono. —Lo siento mucho. —Gracias, la verdad ha sido muy difícil para mí. —Lo puedo imaginar. —¿También perdiste a tu padre? —Digamos que un día desapareció y jamás volvimos a saber de él, de hecho no tenemos ni recuerdos suyos, aunque como dice mi hermano, para qué necesitamos un padre, si nuestra madre vale mucho más —me extraña haberle contado esto, ya que ni Brett, ni yo lo mencionamos nunca por respeto a mi madre. Sonríe con ternura. —Mi madre falleció cuando yo era pequeña, tampoco la recuerdo mucho. —Lo siento, creo que en lugar de hacerte sentir mejor, estoy haciendo lo contrario. —No, de hecho me hace bien hablar, tengo mucha familia, pero siento que todos están a mi lado por interés, no tanto por mí. —Entiendo muy bien lo que es eso. —¿Sólo tienes un hermano? —Si, soy el mayor. —Yo también soy la mayor, mi hermano tiene 8 años. —Es pequeño. —Es del segundo matrimonio de mi padre, de hecho él iba con mi papá en su coche cuando tuvieron el accidente en el que falleció. —¿Y él está bien? —No he podido verlo, por eso voy a Denver, después del funeral de mi padre, su madre lo sacó del hospital y se lo llevo, ella vive ahí. —¿Pero cómo puede ser que no te haya dejado verlo? Es tú hermano. —Mi padre me dejó como su heredera universal, lo que fue un golpe realmente malo para ella, ya que era el único interés que tenía en mi padre. Ese tema se me hace tan familiar que siento un nudo en la garganta. —No sé porque mi padre me dejó todo a mí, pero obviamente eso me ha provocado muchos problemas, sobre todo con la madre de mi hermano. —Estoy seguro que tú padre confiaba en ti. —Si, lo sé, además él siempre supo lo mucho que me he esforzado para ayudarlo con sus negocios, pero no sé si soy capaz de hacerme cargo de todo sin él. Me doy cuenta que sigo tomando su mano y vuelvo a presionarla tratando de darle ánimos. —Estoy seguro que podrás hacerlo. —No lo sé, me siento muy sola y en estos momentos creo que prepararme tanto, no me ha servido de nada, la vida no es igual si no tienes a alguien que te aliente. —No te desanimes, poco a poco podrás hacerte cargo de todo, ya lo verás. Se queda viéndome y se limpia las lágrimas, aprovecho para soltar su mano ya que no quiero hacerla sentir incómoda. —Lo malo es que antes de abordar, hablé con la madre de mi hermano para que me permita verlo. —¿Y qué te dijo? —Me puso varios requisitos. —Eso es una tontería. —Lo es, quiere ponerme las cosas difíciles, siempre ha querido que me case y como a mi no me interesa eso, me está presionando. —¿Qué tiene que ver que te cases, con qué puedas ver a tú hermano? —Mi padre dejó una cláusula, si me caso antes de un año, puedo ceder parte de mi herencia a mi hermano, que obviamente es lo que ella quiere. —Pero eso puedes hacerlo aunque no te cases. —No, la cláusula es muy clara, si no me caso, no puedo hacer movimientos en las empresas. —¿Por qué tú padre haría eso? —Porqué sabía que no estoy interesada en tener una relación, mucho menos en casarme, siempre se lo decía y él sólo sonreía. —Y estoy seguro que tú padre se imaginó que le cederías parte de la herencia a tú hermano en cuanto él faltara. —Exacto, de hecho eran mis planes, darle la mitad de todo lo que le pertenece. —Pero también deberías pensar en que su madre puede quitárselo o malgastarlo, y tal vez cuando él esté grande ya no exista nada. —Lo sé, me siento realmente abrumada, sin contar la presión que tengo por hacerme cargo de los negocios. —Es normal, todo es muy reciente. —Si, lo que más me puede es mi hermano. —Puedes cederle la mitad de la herencia cuando sea mayor y mientras hacerte cargo de sus gastos. —Quiero pelear por su custodia, su madre nunca le ha prestado atención. —Esa es una muy buena idea, podrías hablarlo con un abogado. —En Denver no conozco a ninguno. —El mejor amigo de mi hermano y su esposa, son abogados y son excelentes. —¿De verdad? —Si, puedo darte su número. —Te lo agradecería mucho, las cosas se pondrán muy difíciles para mí y no puedo confiar en nadie, toda la familia se ha puesto en mi contra, parece que todos estaban esperando una parte de la fortuna de mi padre. Saco mi teléfono y busco el número de la oficina de Kilson, le doy el número y saca su teléfono para guardarlo. —Los llamaré en cuanto llegue —dice y se queda viendo la mariposa que le compre a Amaia—. ¿Tienes una hija? —pregunta con curiosidad. —No, es para mi sobrina. —¿Eres un tío consentidor? —Digamos que esa pequeña puede hacer lo que quiera conmigo. Sonríe. —¿Qué edad tiene? —Ocho meses. —Es pequeñita. —Si, y es hermosa. Platicamos durante todo el vuelo, ni siquiera volví a sentir sueño. A pesar de la tragedia por la que está pasando esta chica, me sorprende lo fuerte y decidida que es, ya quisiera yo tener su valentía. —Gracias por dejarme hablar toda la noche, realmente me ayudó mucho desahogarme. —Me alegro y no tienes nada que agradecer, creo que yo también tenía mucho tiempo sin platicar así con alguien. —Bueno, adiós. —Adiós, espero que soluciones todos tus problemas. —Gracias —sonríe y se va. Estoy recogiendo mis cosas y veo el teléfono de la chica, me doy prisa para ver si la alcanzo antes de que se vaya. Al salir del avión la veo hablando con una mujer, rubia, bajita pero con ropa muy llamativa, parece que están discutiendo. Me acerco y toco su hombro para llamar su atención. Voltea a verme y se sorprende. —Olvidaste tú teléfono —digo mostrándoselo. Se queda pensando un momento y se lanza a mis brazos para abrazarme, me toma por sorpresa por lo que me quedo inmóvil. —Gracias amorcito, no me di cuenta que te dejé mi teléfono —dice muy cariñosa. Antes de que pueda reaccionar la mujer se queda viéndome de pies a cabeza sin disimular. En ocasiones como está, extraño mis lentes, siento que me ayudaban a no sentirme tan expuesto, pero Brett me convenció de hacerme una cirugía y ahora me siento extraño, además de confundido ante esta situación. —Jazzi, te presento a mi prometido —dice la chica señalándome. Se acerca a mi y pasa una de sus manos por mi cintura. Paso saliva nervioso y confundido, levanto la mano para saludar a la mujer que sigue sin quitarme la vista de encima. —Mucho gusto, soy Jonás Watford —me presento con la voz un poco cortada. Ella sonríe y me devuelve el saludo. —Me alegra mucho saber que por fin Ainhoa consiguió alguien que la pueda soportar, además no puedo negar que tienes muy buenos gustos Ainhoa —dice sin soltarme la mano. —Amorcito, ella es la madre de Santi, mi hermanito —comenta Ainhoa tomándome la mano para que Jazzi me suelte—. Como puedes ver, es muy graciosa y me adora. —Soy Jazzi, viuda de Dohme, aunque te cueste un poco más de trabajo decirlo. Su apellido se me hace familiar, pero en este momento con esta chica llamada Ainhoa abrazada a mi cintura, no puedo recordar en dónde lo he escuchado. —Que romántico, te compro un peluche de tu insecto favorito —señala la mariposa. —Si —dice Ainhoa —. Jonás es un hombre muy tierno, puedes decir mariposa, no tienes porqué decir insecto. —Lo digo porqué eso es. Estoy tan incómodo que no sé dónde poner mi manos, así que le doy unas palmadas en el hombro a Ainhoa aparentando ser cariñoso. —Como cumpliste con mi demanda y veo que te estás tomando en serio lo del matrimonio, te dejaré ver a Santi —agrega Jazzi—. Pero no te quedarás en mi casa. —No te preocupes, tengo un hotel reservado. —Vamos, mi coche está afuera. Tomo de la mano a Ainhoa y la detengo. —Yo no puedo ir a ninguna parte, en unas horas entro a trabajar —susurro para que Jazzi no pueda escucharnos. —Por favor Jonás, te lo ruego, solo será un momento y no volverás a verme. Ver su cara esperanzada e ilusionada por ver a su hermano me hace sentir mal y logra convencerme. —Esto me parece una completa locura, pero está bien, te acompañaré. —Gracias. —¿No tienes que recoger equipaje? —No, me lo harán llegar al hotel ¿y tú? —No, yo solo traigo mi maletín y tú mariposa —digo fingiendo una sonrisa. Sonríe. —Prometo no quedarme con la mariposa de tu sobrina. Me toma de la mano y salimos detrás de Jazzi. El chófer nos está esperando y cuando Ainhoa lo ve, le da un abrazo. —George, qué alegría verte. —Hola mi niña ¿cómo estás? —Bien, bueno, eso creo. —Sabes que cuentas con nosotros mi niña. —Lo sé George, gracias. —¿Ya viste George? Tú niña ya está comprometida —comenta Jazzi sonriendo con malicia. —¿De verdad mi niña? —cuestiona incrédulo. —Si, él es Jonás… —se queda pensando. —Mucho gusto George —la interrumpo y le doy la mano a George—. Soy Jonás Watford. —El gusto es mío muchacho, tú apellido se me hace conocido —menciona pensativo. —Digamos que lo es —digo encogiéndome de hombros. —Bueno, ya vámonos, sólo verás a Santi por unas horas, tenemos muchas cosas que hablar después. Nos subimos a la camioneta y Ainhoa me lleva tomado de la mano, a pesar de que apenas si la conozco, no me molesta llevarla así, pero no dejo de sentirme extraño, ni siquiera con Steffy tenía muestras de cariño, nunca he sido muy expresivo.

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