JUEGOS PROHIBIDOS

Alessandra. No estés nerviosa, todo va a salir bien, tal cual a como papá lo quiere, tal cual al plan que has repasado una y otra vez en tu cabeza- Me digo por milésima vez desde que estoy sentada en este lugar. El suelo de mármol blanco esta reluciente, tanto que siento que hace que incluso mi cabeza duela un poco, los escritorios, negros y trasparentes, hacen que el lugar parezca una sucursal del cielo en la tierra, todo está demasiado pulcro, jamás imagine que un lugar pudiera parecer tan poco real como este, quizás esa sea la clave del éxito, quizás Ediciones Brown deba todo su éxito justo a esto que esta frente a mis ojos. -Lamento la tardanza, el jefe ha tenido algunos inconvenientes de carácter personal, y me ha pedido que yo misma la entreviste- Me dice una mujer de tez morena y ojos oscuros como la noche, ella al igual que el resto del lugar inspiran autoridad, cosa que hace que los nervios dentro de mi crezcan aún más, no puedo echar esto a perder, papá me mataría de hacerlo, lo necesitamos. -Si, por supuesto- Me levanto del asiento y pongo mi bolso en mi hombro-No hay ningún problema- Le sonrió amablemente para después tenderle mi mano- Alessandra, mi nombre es Alessandra Forester- Termino de presentarme, sin embargo en cuanto las puertas de la oficina del fondo se abren, la mujer se queda estática en el sitio mirando en la dirección en la que alguien se aproxima. -Jules, ¿Has entrevistado ya a la mujer que me esperaba? - Pregunta una voz masculina y ronca, y ¡Joder que me tiemblan las piernas! Si es que ya el lugar era lo suficientemente intimidante, pues este hombre sin duda debe aparecer como sinónimo de la palabra. Lleva puesto un traje azul marino ajustado, su camisa color gris dentro de los pantalones hacen que el apreciar de su torso sea algo mucho más sencillo, y ese cabello azabache hacen que poder mantenerse de pie frente a él resulte una tarea casi imposible. -Justamente iba a eso, señor- Responde quien aparentemente es Jules mientras me dirige una rápida mirada. -Yo soy Alessandra Forester- Haciendo caso omiso a mi mente que me dice que me quede justo donde estoy, me acerco al hombre y entonces le extiendo la mano, espero un par de minutos a que el corresponda él saludo, sin embargo lo que obtengo de su parte es simplemente decepcionante. Él me mira profundamente a los ojos, como si de algún modo pudiera penetrar en mi alma, suelta un suspiro, una mirada rápida a mi atuendo y entonces habla tan formalmente como la primera vez. -Ven conmigo, te entrevistare personalmente- Sin esperar a una respuesta por mi parte, él comienza a caminar hacia el mismo lugar del que lo he visto salir, y yo hago lo posible por seguirle el paso. -¿Qué pasa con el departamento de recursos humanos? - Suelto sin darme cuenta de lo inapropiado que ha sonado aquello. -Me gusta elegir a mis asistentes, digamos que si ellas se encargaran de hacer muchas cosas por mí, entonces prefiero elegirlas a mi criterio- Asegura mientras se cruza de brazos y se sienta despreocupadamente en la esquina del gran mueble de roble que hay en la mitad de la oficina. Miro a mi alrededor durante algunos segundos, y entonces me doy cuenta de que no hay paredes aquí, todo es cristal, y madera, elegancia y fortaleza, echo un rápido vistazo a los libreros a los lados, y no pudiendo evitarlo más me concentro en la vista que hay frente a mí, los rascacielos a un lado, el lago hacia el otro, el parque central a la izquierda, parece de ensueño y ahora entiendo porque la mayoría de los escritores del país matan por trabajar con ediciones Brown. Eso si es que no se trata de su dueño. -¿Qué puedes decirme acerca de ti Alessandra? - Pregunta sin apartar la vista de mi expediente que está en sus manos. -Me gradué de literatura en la universidad de Nueva York el año pasado, mi tesis fue laureada por el decano de la facultad de letras, hice practicas universitarias en Rowland Letters, en donde conseguí destacarme… -¿Por qué no te quedaste con ellos? - Me interrumpe. -¿Disculpe? -Dices que te destacaste en el lugar, ¿Qué te hizo irte, o que te echaran? Elevo una ceja y lo veo con incredulidad, esto parece más un ataque de frente que una entrevista, y si cree que va a doblegarme pues entonces se topó con la chica equivocada. -Cuestión de ciclos, hay lugares de los que hay que apartarnos incluso aunque parezcan buenos, soy fiel creyente de las etapas de la vida- Respondo pasando mi pierna derecha sobre la izquierda, y sé que mi falda se ha subido más de lo debido por la forma en la que él ha desviado la mirada y se ha relamido los labios- ¿No lo cree así… Señor? ... Disculpe creo que aún no me ha dicho su nombre- Pregunto con altanería al ver que él no ha soltado palabra alguna. Él simplemente esconde lo que podría haber sido una clara carcajada, se pone en pie, y entonces camina el par de pasos necesarios para cerrar la brecha que hasta el momento nos separaba. -Nathaniel Brown- Responde con brusquedad. -¿Algo más que quiera saber de mí? -¿Algo más que quiera contarme que no esté en ese montón de papeles? - Contraataca, mientras me doy cuenta de que estoy en guerra fría con el que podría ser mi jefe a partir de este momento- ¿Cuántos años tiene Alessandra? -Veinticuatro- Suelto sin aparente gracia. -¿No cree que es muy joven como para aspirar a un cargo de asistente en una compañía como esta? - Hace un ademan con las manos señalando a la imponente estructura que nos rodea, aunque en realidad yo sé que se trata de algo más, se trata del prestigio, del poder y de todo lo que ellos como empresa significan. -No si cuento con las cualificaciones necesarias para hacerlo. -¿Y cree que cuenta con ellas? -Déjeme demostrárselo- No sé en que momento la temperatura dentro de la oficina ha descendido tanto, pero me siento sedienta, mi garganta está seca, y moriría por un poco de agua- Y usted, señor Brown, ¿Qué edad tiene? -Veintinueve. -¿No cree usted que es demasiado joven para gerenciar una empresa de estas magnitudes? - Esta vez suelto una pequeña risa que él imita de inmediato. -No si este ha sido mi destino desde siempre- Él mete las manos dentro de sus bolsillos y entonces se acerca al ventanal dejándome una vista exclusiva de su enfundado trasero en lo que sería paño inglés color azul- ¿Sabe, Alessandra? Usted me genera más confianza de la que creí que podría generar, pero no creo que usted tenga lo necesario- Suelta. -¿En cuanto a qué? -Este trabajo no se basa en servirme café y pasar horas sentada junto a mi leyendo libros, o enviándome expedientes de prospectos de autores- Nathaniel se da la vuelta y apoya sus fuertes brazos en el escritorio, está justo frente a mí y maldigo porque el hombre no se siente de una vez en la puta silla. Aunque algo muy en el fondo me dice que de eso se trata su técnica de intimidación, caminar libremente por el lugar sentándose sobre el escritorio e inclinándose hacia mí para hacerme ver que tiene el poder y que dentro de su espacio yo no soy más que un zorro estúpido. -¿Entonces de que se trata? -Hay ciertos aspectos con los que deberá comprometerse. -Se lo he dicho antes, permítame demostrar de que estoy hecha. El posa sus ojos oscuros una vez más en mí, recorriendo por completo mi anatomía, y entonces se ríe delicadamente, y no sé si eso debería causarme tranquilidad o todo lo contrario. -¿Cuándo puede empezar? - Inquiere. -En cuanto lo necesite. -Pase con Jules, ella la llevara a recursos humanos en donde le darán un contrato para que firme, debo advertirle, hay un par de cláusulas que deberá leer con atención antes de firmar, no hay negociación sobre ellas, el contrato es lo que es , si está dispuesta, bienvenida, si no, hasta la próxima, Alessandra. -Supongo que nos veremos mañana. Él hace un gesto que no logro descifrar, toma el blazer del traje que se ha quitado con anterioridad y entonces camina hacia la salida. -La acompañare con Jules. -Gracias- Aliso la falda de lápiz negra que me he puesto y entonces camino hacia la salida. -No hay de que- No se si lo que he escuchado han sido alucinaciones, o si por el contrario si lo ha dicho, pero es que las palabras han sonado tan cerca de mi cuello y tan bajito que no estoy muy segura de que hayan sido reales, sin embargo, me detengo de repente y lo miro con el ceño fruncido. Nathaniel está sosteniendo la puerta para mí, estamos el uno al lado del otro y el aire en el lugar no parece suficiente para ambos. -Ha sido un placer, Alessandra- Vuelve a decir arrastrando las letras de mi nombre- Vamos. Camino hacia Jules sin decir ni una sola palabra más, sintiéndolo en mi espalda, casi pudiendo percibir la manera en la que su mirada me acribilla desde donde esta. -Jules, acompaña a la señorita Forester a recursos humanos, ya sabes lo que debes hacer- Le indica mientras ella me mira sorprendida- Yo me ausentare el resto de la tarde, hay un funeral al que por desgracia debo asistir- Sentencia entretanto me rodea y entra en el ascensor. Lo último que veo son sus ojos mirándome divertido desde adentro, y su sonrisa maquiavélica que parece decirme algo, solo que no alcanzo a descifrar muy bien qué. -Bienvenida- Jules me guía con el encargado de mi contrato y yo siento que me he metido en la boca del lobo. De repente todo esto no me parece una buena idea, ¿En qué momento decidí que trabajar para Nathaniel Brown lo era?