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El secreto del duque

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Blurb

Mellea Olsen es una joven veinteañera que ha cumplido su sueño, trabajar para el servicio privado de Ablaria. Sin embargo, su trabajo no es lo que ella esperaba.

Debido a su poca experiencia y edad es elegida como la guardaespaldas del hermano menor del duque, Lucas Loughty, tomando básicamente el puesto de niñera.

Un día antes de comenzar su nuevo trabajo se ve enredada con el vocalista de la banda "Issues", quién a pesar de su mucha fama, nunca se le ha visto el rostro hasta que accidentalmente Mellea lo ve sin saber que ese chico es el duque.

Darin Loughty, el duque de Ablaria, ha vivido bajo la sombra de su padre desde que este falleció, su educación y metas se han visto involucradas con la realeza y el bien del país.

Debido a la presión constante en la que se mantiene, su única salida ha sido pertenecer a la banda "Issues" como vocalista. Dicha salida y secreto se ven descubiertos por la joven guardaespaldas de su hermano menor y al querer deshacerse de ella antes de que su secreto salga a la luz, descubrirá que no es una chica común y corriente.

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Capítulo 1
—¡Cálmate! — la potente voz de Nica salió del parlante causando las miradas curiosas de las personas alrededor. Mellea se frotó la sien. No estaba para nada contenta. A pesar de la relajante música que sonaba en el bar no se sentía tranquila. Toda su vida había soñado pertenecer a la seguridad privada del reino de Ablaria. Luego de ver, hace unos años, la manera en que la protegieron cuando fue rehén de un robo en el banco a donde había acompañado a su madre. Habían sido tan inteligentes ya que no solo habían protegido al pequeño príncipe, protegieron también a las personas del lugar, incluyéndola. Al ver lo valientes, estratégicos y calmados que habían sido, Mellea encontró su profesión. Estudió mucho en la escuela, se graduó con las mejores notas, incluso había sido la mejor de la clase en la academia. Debido a sus buenas habilidades físicas como mentales había logrado obtener su trabajo soñado, sin embargo, no esperaba que su trabajo sería cuidar de Lucas Loughty, el hermano menor del duque. Sería específicamente, una niñera. El niño tenía once años. No salía más que a la escuela si es que iba. —Pues si eres una guardaespaldas-niñera se la mejor. No te quejes. Fuiste la mejor en la escuela y en la academia, es obvio que deben probar tus habilidades con algo simple. No todo se consigue de un solo amiga— La pelinegra tomó un trago de su jugo de naranja e hizo una mueca. —Eso no me consuela. —Mellea, no seas negativa. Demuestra con tu nuevo trabajo que no pueden subestimarte. Además, tienes suerte, estarás cerca del guapísimo duque y su precioso primo, el príncipe— la joven suspiró y luego rio. Nica no cambiaba. —Te crees. Ellos son de la realeza seguro tienen cosas mejores que hacer que jugar con un niño. —Bien, ya no diré nada. — Mellea estuvo a punto de decir algo cuando un micrófono que fue movido o recién encendido soltó un terrible sonido. —¡Diablos! ¿Qué fue eso? —Estoy en un pub, creo que harán una prueba de sonido— expresó la joven. —¿Estás en un pub? Ni se te ocurra beber. Mañana será tu primer día y no puedes comenzar a trabajar con resaca. —No lo haré, sólo terminaré mi jugo y me iré a casa. —Bien, suerte amiga. Me cuentas si conoces a la realeza sexy— Mellea giró los ojos y se despidió para luego cortar. Suspiró mientras observaba el lugar, era un local decente, moderno con un estilo musical. Se sorprendió al ver que mucha gente entraba al lugar. No comprendía por qué hasta que un grupo de jóvenes se subió al escenario, entre ellos había uno con una máscara blanca sin expresión alguna. Abrió la boca mostrando su evidente asombro. Esa banda era Issues, la banda más popular del país. Hacían muchos covers de otras bandas de pop rock e indie e incluso tenían canciones propias. Su popularidad se debía a su talento, la voz de su vocalista y el misterio sobre quién era. Nadie sabía la identidad del chico detrás de aquella máscara, lo cual llamaba más la atención. Un muy buen uso de la publicidad, pensaba Mellea. Su hermana menor le había hablado mucho sobre ellos, tanto que le parecían inalcanzables a la vista, no creyó jamás encontrarlos en la capital y tan pronto. Debido a que quería ver el show ordenó una lasaña para comer. Moría de hambre. Mientras disfrutaba su apetitoso platillo la banda tocaba distintas canciones como Time de Pink Floyd, liar de Imagine Dragons, y Sweet home de su autoría. Estuvieron tocando por al menos una hora hasta que terminaron con un agradecimiento y los vítores de la gente. Mellea aplaudió y pagó por su comida lista para irse, pero de pronto un pequeño cólico en el estómago hizo que se detuviera a medio camino. —No puede ser— soltó por lo bajo tocando su abdomen. Aquel cólico incrementó y luego un ardor y molestia comenzó a subir por su laringe y garganta. Las náuseas se arremolinaron y quiso ir al baño para pasar el malestar, sin embargo, la entrada al baño de mujeres se encontraba bloqueada por la cola de chicas y chicos que querían un autógrafo de los muchachos. Esto es una pesadilla, pensó. Notó como el baño de hombres no tenía ningún inconveniente así que sin pensarlo dos veces entró. Abrió el primer cubículo que se le hizo más cercano y cuál fue su sorpresa al ver a un chico quitándose la máscara blanca para luego observarla sin palabras. Los ojos de Mellea pasaron de la máscara a su rostro y la ropa que vestía. Claramente era el vocalista de Issues, sus ojos grises la veían con evidente sorpresa respirando agitadamente con el cabello castaño en la frente. A sus pies había una maleta negra con otro vestuario. No podía creerlo, era la primera persona en ver al cantante de Issues. Ella quiso retirarse para buscar otro cubículo, pero el chico la tomó de la muñeca causando que ella se mareara y vomitara los zapatos del joven. El chico la observó con una expresión de asco mientras ella corría a otro cubículo a expulsar lo que le había hecho daño. Veinte minutos después ambos estaban en un parque cercano al pub. Ella veía los carros ir y venir mientras movía su pierna nerviosa. —Pagaré por tus zapatos. —Eso no me importa. —Si es sobre tu identidad— miró los ojos grises del chico —Prometo no decírselo a nadie. —¿Cómo sabré que no mientes? — se encogió de hombros. Mañana comenzaría su trabajo como parte del servicio privado de la realeza no podía verse involucrada en un escándalo con un cantante. Debía deshacerse del chico cuanto antes. Así que lo miró y le dio un par de golpes en el brazo mientras él la veía con una expresión de seriedad. —Solo, deberás confiar en mí— y sin mirar atrás salió corriendo mientras él gritaba que la encontraría. (...) Mellea se despertó temprano ya que un auto la recogería en frente del edificio que vivía para llevarla a la mansión del duque. Alistó sus maletas y se colocó el uniforme, el cual consistía en un traje oscuro y luego su abrigo ya que era época de frío. Una vez lista finalmente salió. Una van negra la esperaba frente a la calle y un hombre que vestía igual que ella la saludó presentando su identificación. —Soy Richard Benson, el jefe de seguridad. —Mellea Olsen señor— presentó también su identificación. —Bien, entra. — La joven obedeció y subió sus maletas a la van. Se acomodó en uno de los asientos al lado de le ventana y disfrutó del viaje de veinte minutos hasta la mansión del ducado. Al llegar se le explicó el protocolo formal, debía dirigirse hacia Lucas como amo o pequeño maestro y si en dado caso se encontraba con el duque debía dirigirse a él como su excelencia o su gracia y con la madre de ambos como su señoría o duquesa. Mellea conocía los títulos honoríficos que debía usar así que eso no era un gran problema. Se le mostró el cuarto de vigilancia, el cual se encontraba a unos cinco metros de la mansión, siendo un anexo. Le explicaron que cada cuatro días turnaría por la noche en la sala. Por lo que tenía un día de descanso luego de dicho turno. Eso, pensó ella, era considerado de su parte. Finalmente fue dirigida a la mansión la cual era increíblemente grande. Era demasiado larga y con tres pisos de altura. —¿Cómo pueden vivir aquí solo tres personas? — murmuró para sí misma Entraron por la puerta trasera y caminaron un largo pasillo que estaba tapizado y cubierto en el suelo por una alfombra azul con bordes dorados. —La cocina y el comedor los encontrarás por ese lado. Y al lado izquierdo de la cocina hay un pasillo que lleva a tu habitación. Ahí encontrarás tus cosas— señaló Richard a su lado derecho, por el izquierdo no había más que ventanales que dejaban a la vista el paisaje de las tierras verdes del terreno. Llegaron al final del pasillo donde había una puerta y la abrieron dos guardias. —Kim, Joseph, esta es la señorita Mellea Olsen, el nuevo guardaespaldas del pequeño amo— los jóvenes saludaron y ella devolvió el gesto. Continuaron caminando y estaban en lo que podría decirse, la entrada principal de la mansión. A su derecha tenían las gradas que subían al segundo piso. Subieron y giraron a la izquierda encontrándose con otro pasillo igual al de abajo sólo que este tenía cuadros en las paredes, pinturas de los miembros de la realeza y decoraciones como jarrones y flores. Al final del pasillo al lado derecho, había una puerta. —Esta es la habitación del joven amo. Aquí al lado es su sala de juego y allá arriba en esta misma posición está el salón donde recibe tutorías junto a la biblioteca— Mellea casi abre la boca admirada de la cantidad de habitaciones que el lugar poseía. Richard tocó un par de veces y una voz de niño soltó un "pase," abrió la puerta y finalmente entraron. Los ojos de Mellea casi se salen de sus ojos al ver el tamaño de la habitación, era cinco veces más grande que la que tenía en casa. Un pequeño niño de cabello rubio se encontraba en una mesa junto a la cama leyendo un libro. —Joven amo, disculpe la interrupción. Vengo a presentarle a su nuevo guardaespaldas. — Mellea compartió miradas con Richard y se colocó frente a él. —Un gusto joven maestro. Soy Mellea Olsen. Estoy a su servicio— el niño bajó su libro y luego de su silla para dirigirse a ella. —¿Es la nueva niñera? —Su guardaespaldas. Usted dijo que ya estaba grande para niñeras. —Esto es lo mismo— soltó a regañadientes. —No joven amo, recuerde que el duque también tiene guardaespaldas. —Solo cuando sale. —Todos aquí dentro somos guardaespaldas de su hermano y su madre — el niño suspiró y achinó los ojos. Claramente no lo había convencido. Pero a los segundos se relajó y se encogió de hombros. —Bien, puedes irte— Richard hizo una pequeña reverencia y luego miró a Mellea. —Suerte— dijo y finalmente se retiró del cuarto. Ahora solo estaban ella y Lucas. —¿Qué lees? — se atrevió a preguntar, el niño le mostró la portada. Era el libro de Frankenstein de Mary Shelley. —Es la tercera vez que lo leo. —Es la primera vez que veo a alguien más joven que yo leyendo ese libro. —¿Ya lo leíste? —En la secundaria— murmuró. El niño asintió y luego miró a su ventana. Estaba aburrido. —¿Ya conoces a mi hermano? —No. —¿Quieres conocerlo? —¿Puedo? — el niño sonrió y asintió. Así que el pequeño eso quería, ver a su hermano. Mellea sonrió para sus adentros y se dirigió a la puerta del cuarto para abrirla. —Después de usted— Lucas bajó el libro y corrió para salir. Mellea lo siguió y él la dirigió hacia en frente por un largo pasillo que llevaba al otro lado del piso. Incluso había un ascensor cuando pasaron las escaleras. Caminaron y cruzaron a la izquierda para toparse con varias puertas, frente a una de ellas dos guardias cuidaban el lugar. Lucas se paró frente a ellos y ellos se inclinaron para saludarlo. —Vengo a ver a mi hermano. —Por suerte para usted está libre— le dijo un hombre de cabello negro. —Genial —El amo Lucas viene a verlo. — vociferó. —Que pase— se escuchó una voz masculina al otro lado. Ambos hombres abrieron la puerta al mismo tiempo que Lucas tomaba la mano de Mellea. —Ella es mi guardaespaldas así que viene conmigo— les dio una ligera sonrisa mientras ellos la observaban de pies a cabeza. Finalmente asintieron y los dejaron entrar. En efecto, era una oficina. Frente a ellos había tres sofás con una mesa de centro y hasta al fondo frente al gran ventanal estaba el escritorio del duque. En cuanto los dejaron entrar Lucas corrió hacia su hermano siendo recibido por un fuerte abrazo. Mellea sonrió. Qué bonito momento, pensó hasta que Lucas dejó ver la cara de su hermano. Mellea casi se va de espaldas al ver los ojos grises del joven y su distinguido cabello castaño. Él la miró igual de impactado. —¡Tú! — la señaló. Se quedó muda. El duque de Ablaria, hermano de Lucas, era nada más y nada menos que el cantante misterioso de la banda Issues, de quién ella había intentado huir. —Te dije que te encontraría. Esto no podía ser posible, pensó.

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