Marcus
No puedo creer que sigamos esperando al idiota doctor que ni siquiera tuvo la decencia de avisar que no llegaría.
Aunque no es solo eso, veo la mirada de Alan taladrarme desde donde estoy, como si quisiera atravesarme vivo. Trato de no prestarle atención, pero las burlas de mi abuela junto con mis primos y el otro doctor, me tienen a punto de gritar con frustración.
En algún momento voy al baño y cierro los ojos al sentir pasos detrás de mí, sabiendo que la confrontación tendría lugar en cualquier momento.
—¿Qué quieres de mí, Beresford? —pregunto sin siquiera voltearme, oyendo su resoplido—. No me interesa lo que seas en la vida de mi prima, a mí me vales un cacahuate.
Siento un tirón de pronto y la sorpresa de ser estrellado contra la pared, haciéndome soltar un jadeo. El r
