—¿Qué demonios? —esas fueron las palabras que rodaron por la mente de Isabella mientras miraba la foto completamente atónita estando en su auto esperando el momento para salir de él y cumplir con la reunión que había propuesto Gabriel una tarde antes. Hasta este momento, ella se había preparado para cualquier cosa, todo y probablemente la peor situación que Travis pudiera lanzarle. Había tomado precauciones tras precauciones, incluso llegando a reducir la edad real de Valery, de cuatro a tres años, había dado varios pasos más para asegurarse de que su bebé, su hija, estuviera segura con ella sin importar qué, sin embargo, ahí estaba, sentada en su auto, visiblemente nerviosa mientras conducía hacia la dirección que Travis le había dado. Pero tal parecía que ninguna de esas cosas habia

