Said-
Ver ese nombre parpadeando en el celular de Alice me hace hervir la sangre de una manera inexplicable, dejo que se marche y me siento aún más idiota.
¿Aún me quieres en tu casa? –Recibido de Alice
Estoy a punto de romper el celular con mis manos por la fuerza concentrándose en ellas, pero tampoco estaba dispuesto a dejarla ir. Sin contestar el mensaje, hago lo que mejor sé hacer después del sexo, trabajar.
Encerrado en mi oficina he pasado toda la mañana, hasta escuchar dos leves golpes en la puerta y ésta abriéndose sin esperar una respuesta de mi parte.
— Said… ¿almorzamos juntos? –levanto la mirada hasta Alice sin dejar los papeles en el escritorio mientras ella camina hasta mi con una carita inocente.
Mueve mi silla y se sienta en mis piernas, su atrevimiento enciende po
