Isabella elige el vestido más hermoso que tiene. Es rojo, ajustado como un guante, con un escote en forma de V que insinúa sin exagerar, y un largo elegante que cae hasta debajo de las rodillas. Aunque es un vestido rescatado del fondo de su clóset, la hace sentir fuerte. Se maquilla con delicadeza, usa tonos que resaltan sus ojos y deja su cabello suelto, cayendo en ondas sobre los hombros. No se pone otro collar que el que lleva desde hace días, ese que, sin saber por qué, no ha querido quitarse. Completa su atuendo con sandalias plateadas y un bolso discreto donde coloca su celular y documentos personales. Llega al hotel Golden unos minutos antes del mediodía, puntual. Se detiene frente a la entrada principal, mira a su alrededor, buscando a Benedict, pero no lo ve por ningún lado. Sac

