bc

Mi Condena

book_age18+
20.4K
FOLLOW
232.5K
READ
love-triangle
sex
escape while being pregnant
fated
pregnant
drama
comedy
bxg
humorous
passionate
like
intro-logo
Blurb

Emma Smith no es una chica aventurera, pero incluso para ella su vida es aburrida, así que decide, gracias al tequila, que desea una aventura de una noche. El extraño que la observaba a un par de metros parecía ideal...y lo fue. Él le brindó una noche inolvidable, y no sólo por el sexo. Pero no lo volvió a ver.

Tiempo después su nuevo y atractivo jefe le tendrá una sorpresa...al igual que un regalo.

chap-preview
Free preview
Prólogo
Dejé el caballito vacío en la barra. Era el séptimo de la noche. Levanté la mano he hice el gesto universal para indicar al mesero que me trajera otra ronda. Mientras esperaba sentí una mirada sobre mí. Un hombre con antifaz, como todos los demás, me observaba a un par de metros. No sé si fue el tequila, que es lo más probable, o que mi rostro y mi identidad estuvieran ocultas tras el corto disfraz de "Caperucita porno", pero me animé a sonreírle. No pasaron ni quince segundos antes de que el hombre caminara en mi dirección. -Hola-habló cuando estuvo a mi lado. Su voz era grave y cargada de un erotismo sorprendente. - ¿quieres ir a un lugar más privado? -su mano se colocó a mitad de mi muslo. Su disfraz, que aún no me tomaba la molestia de observar a detalle, consistía en un traje totalmente negro, el color de la camisa era difícil de definir por las luces fluorescentes del antro, pero sí noté su corbata gris. A pesar de su sencillo disfraz, estaba segura de que jamás lo reconocería si lo volviera a ver. -Sí-fue lo único que fui capaz de pronunciar, gracias al valor ingerido en forma de tequila.  Él hombre me tomó de la mano, no entendí lo que se proponía hasta que identifiqué el pasillo por el que se llegaba a los baños. Entró y me jaló dentro, para después cerrar la puerta con seguro. Después de asegurarse que estábamos solos se acercó lentamente a mí. Su andar, lento y sensual, me recordó al de un jaguar que estaba cazando, después pensé que no se alejaba mucho de la realidad. Me lamí los labios, ya que de repente sentía la boca muy seca.  Cuando estuvo a un par de centímetros de mí, pude notar que era muy alto, al menos 1.80, además del delicioso olor de su colonia. Sin decir nada, me tomó de la cintura y me apretó contra él. Mi cerebro comenzó a reaccionar en ese instante, ¡estaba a punto de tener relaciones con un extraño! pero antes de que pudiera pronunciar palabra, él atrapó mi boca con la suya, todo pensamiento coherente abandonó mi mente en ese momento. Su boca y sus labios se movían sobre los míos, saboreando y devorando a la vez. Su lengua rozó mi labio inferior, pidiéndome permiso para entrar, lo cual concedí. Su lengua exploró cada uno de los lugares de mi boca, mientras sus labios y dientes jugaban con mis labios. Una de sus manos, que antes se encontraba en mi cintura, fue descendiendo, mientras la otra subía, acariciando y explorando a su paso. Su mano derecha entró en mi vestido, mientras la izquierda acariciaba mi pecho izquierdo, provocando que mis pezones cada vez se endurecieran más. En un momento que no recuerdo, y de una forma que no soy capaz de comprender, me levantó, sin esfuerzo aparente, y me sentó en el lavabo. Con su pierna me abrió las rodillas y se colocó dentro de mí. Su mano derecha comenzó a dar masajes circulares en mi muslo, subiendo cada vez más, hasta llegar al encaje de mis braguitas, rojas al igual que mi disfraz. Me acarició por encima de la ropa interior, aún sin dejar de besarme y acariciar mi pecho, el que dejó un momento para bajar el cierre de mi vestido. Me llevé las manos al nudo de la capa, que estaba a la altura del cuello, para ayudarlo, pero me detuvo. -Déjate la capa-ordenó con voz ronca. Gemí y dejé el nudo como estaba. Su boca viajó de la mía a mi cuello, dejando mojados besos en la piel que iba quedando al descubierto según bajaba mi vestido, hasta llegar a mi pecho, el cual besó con veneración, chupó y succionó mi pezón, cada vez más duro. Sin poder evitarlo, gemidos de placer salieron de mi boca, mientras cerraba los ojos para disfrutar mejor de las caricias que me brindaban su boca y sus manos, cada una en partes distintas. Cuando terminó de bajar el vestido, me lo quitó, en un rápido movimiento, por los brazos. Después, tomándome de la cintura, me levantó y prácticamente me arrancó las bragas. Su mano, que antes me acariciaba por encima de la ropa interior, se dirigió a mi punto más sensible, acariciando entre los pliegues de mi feminidad, introduciendo un dedo primero y luego dos. Sentí que cada vez estaba más cerca del orgasmo, cada vez que me penetraba, cada mordida de su boca a mi pecho, me arrastraban más y más cerca. Pero cuando estuve a punto, él se detuvo. Después continuó, esta vez más lento, incrementando el ritmo, según mis gemidos se hacían más fuertes, pero dejándome en el punto exacto antes de llegar a la cima. - ¡Por favor! -jadeé. -Cariño, quiero que cuando te vengas esté dentro de ti. -dijo en un susurro ronco en mi oído. Temblé ante la expectativa. Él se arrodilló ante mí, no entendí lo que pasaba, envuelta en una nube de deseo, hasta que su cabeza se perdió entre mis piernas. Su lengua hizo el mismo recorrido que su mano había hecho momentos antes. Acarició mi clítoris, hinchado ya, y después me penetró con su lengua, una y otra vez. Estaba a punto, lo sabía, la sentía. Me aferré a su negro cabello, esperando a que llegara el momento exacto, pero este nunca llegó.  Él se levantó, y con toda la calma del mundo, metió su mano en la bolsa trasera de su pantalón, y sacó un paquetito plateado. Fue genial que él recordará usar protección, porque sinceramente yo no recordaba ni mi nombre. Se colocó el preservativo con cuidado en su miembro erecto, mientras yo temblaba por anticipación. Estaba a punto de gritarle que se apurara, pero me tomó de la cintura y me penetró, con fuerza, hasta adentro. Y entonces mi grito cambió de enojo y frustración, a puro placer. Y con esa primera embestida llegué al orgasmo. Él siguió envistiendo, buscando su propia liberación, y, sorprendentemente, sentí que me volvía a elevar. Él se recargó en mi mientras nos recuperábamos del orgasmo. No sé bien cuánto tiempo pasó antes de que él se enderezara. -Vamos-ordenó. Levantó mi vestido del suelo y me lo lanzó. Me lo puse, aún temblando, y me giré para que subiera el cierre. Le tendí la mano, con la palma hacia arriba, para que me diera mis bragas, pero el negó con la cabeza. -No te las pongas aún-fue su única explicación.  Obedecí, a pesar de saber que el vestido era muy corto. Él me tomó de la mano de nuevo y me guio fuera, donde un hombre, de aproximadamente cuarenta años, pasaba. Él hombre abrió los ojos como platos al vernos salir. -Ya puede pasar-le dijo mi acompañante. Aguanté las ganas de reír al ver la expresión de su rostro. Pensé que me llevaría a la barra, pero no se detuvo hasta llegar a la salida. El aire frío golpeó mi sensible piel...sobre todo en ciertos lugares. Ya no es divertido andar sin bragas ¿verdad? Me regañó mi subconsciente. Él me llevó a un callejón obscuro, en el que nos adentró casi hasta el final. En un movimiento brusco me puso de rodillas. La acción me sorprendió y me quedé paralizada, mirándolo con la duda reflejada en mi rostro. -Quiero que me devuelvas el favor-explicó mientras se bajaba la bragueta y dejaba su miembro expuesto. Lo introduje en mi boca, ansiosa por demostrar lo que sabía. Comencé a lamerlo, lento al principio, pero aumentando la velocidad, repitiendo cosas que anteriormente lo hicieron gemir o jadear, cuando su miembro estuvo duro y él estuvo a punto de llegar al orgasmo me detuve y volví a comenzar. Entonces él me tomó del cabello con rudeza, para controlar el ritmo. Movió las caderas hacia mí, penetrándome cada vez más dentro, mientras yo lo rodeaba con mi lengua y lo acariciaba. Al fin lo sentí tensarse para después vaciarse en mi boca. Él me tiró en el piso y se colocó sobre mí. La obscuridad no me permitía ver, pero lo escuché rasgar el paquetito plateado, que lanzaba destellos por la luz de la luna. Después sólo lo sentí dentro de mí, embistiendo contra mi hasta encontrar su satisfacción y la mía. Aún no me recuperaba del orgasmo cuando lo sentí levantarse. Después lo vi alejarse. Y mientras pensaba que el muy maldito me había dejado tirada en un callejón, en medio de la noche, y vestida de prostituta, recordé que... ¡El desgraciado se llevó mis bragas!

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

Al Mejor Postor © (Fetiches I)

read
145.3K
bc

Una esposa para el jefe

read
268.6K
bc

SUBASTADA

read
150.9K
bc

Amando tus curvas

read
234.4K
bc

Destruido Corazón

read
642.7K
bc

Al otro lado de la calle

read
44.6K
bc

Un servicio al jefe

read
4.5M

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook