La última vez que estuvieron en la mansión Silvana era la prometida del príncipe, la señora Stephen la seguía a todos lados y sus días eran más tranquilos – es esa – señaló una planta – produce irritación en la piel, enrojecimiento y comezón – se cubrió los brazos. Evelyn miró la planta y se apartó para no tocarla por error. – El acceso es por este lado – dijo Jonás y dio la vuelta, al hacerlo no vio a Gideon – hay un quiosco con un comedor, es de los lugares más limpios, esperen ahí y coman algo. – ¡No veremos el templo! – chilló Evelyn – hicimos un viaje de cuatro días y medio, y esperas que me quede aquí, al margen, sin ver el famoso templo del que han estado hablando durante toda la semana – cruzó los brazos – me niego. Silvana suspiró – yo me quedaré en el quiosco – tenía curiosid

