Una luz extrema me hace parpadear y me lo remuevo en la cama. Una sonrisa se apodera de mi rostro en cuanto recuerdo todo lo de anoche y me tapo la cara con la almohada para ahogar un poco de vergüenza.
El causante de mi felicidad no está a mi lado. Una nota sobre su almohada lo reemplaza.
Desayuna tranquila, la luz ya volvió. Puse tu ropa de ayer a lavar. Podés darte una ducha. Fui al pueblo a hacer un trabajo. Vuelvo a las 10.
Y sonrío al ver corazones y flores dibujadas por todo el espacio en blanco que queda alrededor de las palabras.
Con un bufido me levanto y me dirijo a la cocina. Lo primero que noto es que la alfombra de twister no está más, así como todas las velas que estaban el piso. Espío el reloj y veo que son las nueve. Hago una mueca. Creo que debería haberme levantad
