A eso de las dos de la mañana me desperté de golpe, estaba como asustada y exaltada, así que encendí la luz de mi mesita de noche. No había nadie en mi habitación más que yo, estaba segura de haber sentido a alguien sentarse en mi cama, estaba segura de haber sentido a alguien tocarme. La ventana estaba abierta, se colaba un airesito helado lo que me provocó escalofríos. Me levanté y me asomé un poco por la ventana, el bosque estaba oscuro, no había luna, estaba nublado el cielo ya. Los árboles se mecían de un lado a otro. Miré la casa de Kayler, estaba a oscuras, admitía que lo extrañaba mucho, desearía volver a estar con él, que volviéramos a ser Kayler y Carolina. Me hacía falta dormir en las noches con él en mi cama, me sentía tan protegida y calentita, pero ahora estoy durmiendo sola

