Capítulo 1

1817 Words
Puestos ya al día, volvamos a lo principal, la boda. Todos esperaban estaban expectantes ante los posibles resultados de la boda; estaban los que querían que esta boda se concretara de manera exitosa, básicamente este deseo era cubierto por un solo grupo, la junta de consejo por demás preocupada desde el momento en que se dieron cuenta el rito ceremonial sería parte del cronograma. Por otro lado, eran más los que esperaban fervientemente que el rito ceremonial diera resultados y no diera lugar a que la boda se concretase; en este grupito obviamente se encontraba la bella durmiente (Rachel), el futuro esposo quien, por cierto, en un acto de ingenuidad trajo a la novia (de hecho, exnovia) y otros amigos para poder festejar la boda no realizada. También se encontraban, Valeria quien estaba más nerviosa de lo que creía iba a estar, Christopher, Carmen, el buen Erick que no hacía más que sufrir viendo la ceremonia desde la segunda planta, Lilith quien aceptó la propuesta de Rachel en un momento y a última hora decidió confiar en el plan improvisado de Valeria; el único que no se podía ubicar en algún grupo en específico era el Rey, lo único que quería era que su pequeña no saliera lastimada. Entonces, teniendo una audiencia dividida y prevaleciendo está en el grupito que deseaba la boda no se concretara; era natural ver el efecto que causaron las palabras de Adrián Dunne, el novio. El salón se dividió entre rostros de confusión y sonrisas de alivio por parte de los miembros del consejo. —     ¿Qué estás diciendo? — Valeria tenía claro el significado de sus palabras, pero de alguna manera, no podía evitar pensar que estaba equivocado. — Lilith…— Ella asintió con la cabeza. Si la novia no esperaba ese resultado, quien lo había planeado, mucho menos. Adrián sentía que todo su mundo estaba cambiando en ese mismo instante, la mujer que tenía frente a él realmente era su mate, no solo por la confirmación del ritual sino porque él también podía sentirlo; el asunto era, ¿cómo le respondería a la muchacha que había traído tras una larga insistencia? ¿Cómo podía hacerle pasar por esto? —     Sí ambos aceptan su destino, marquen con la sangre que los ha unido la señal de la unión en la mano del otro para cerrar el pacto. — Los novios se miraban dudosos, no lo querían hacer. Para Valeria esta nueva noticia cambiaba todo su plan, y, por ende, tenía el deseo de retractarse. — De lo contrario, es el momento indicado para que cada quien rompa este pacto y tomen diferentes caminos. ¡Como si fuera así de sencillo! Ambos chicos lo sabían, solo eran palabras vacías dictadas según el protocolo; pero, la realidad era otra. No podían retroceder ahora que se había confirmado ambos estaban vinculados con su sangre, lamentablemente, la boda fue pública desde un inicio, no podían negarse a concretar algo que ya se había pactado antes, eso solo incentivaría a un posible conflicto. Adrián comenzó, embarró unas gotas de sangre en su dedo y dibujó el símbolo de su manada sobre la palma de la mano de Valeria; la novia se sintió presionada, continuó con el proceso imitando al novio, siendo consciente de todo el peso que estaba cargando y que, básicamente, estaba siendo obligada a ceder. No porque su padre se lo hubiese pedido, el Rey la veía desde su posición muy preocupado puesto que no estaba enterado del plan improvisado. El asunto con Valeria es que, a diferencia de Rachel, ella llevaba cargando su corona décadas atrás, estaba enterada de lo que significaba retroceder en un evento planeado de tan importancia como lo era la boda. » Pueden proceder sellando el pacto con un beso. — Valeria quiso retroceder, por inercia. Adrián se atrevió a dar el paso y besar a su ahora ya esposa, pero le dio un beso corto en la mejilla. La mente de Adrián se excusaba con la idea de tratar de proteger en lo que podía a la señorita Paola Swan, quien veía todo desde su lugar; sin embargo, lo que ni Adrián lograba darse cuenta es que, tal vez su mate había causado ese gesto de amabilidad. Cuando la ceremonia culminó entre aplausos gentiles, la fiesta comenzó; evidentemente tanto Valeria como Adrián tenían cosas que hacer porque apenas y se quedaron unos minutos del protocolo de saludo a algunas personas relevantes, extranjeros y, también, para que presentasen la danza tradicional. Una vez terminado su itinerario cada quien se fue por su lado, Valeria necesitaba hablar con su padre y Erick en lo que despertaba a su hermana; sin embargo, de camino al interior del castillo debía pasar por el jardín trasero (planeaba ingresar por el lugar menos cuidado), fue cuando no pudo evitar detenerse. Se encontraba a cierta distancia, pero podía ver y oír claramente, Adrián se encontraba con aquella muchacha a quien no había dejado de ver durante toda la ceremonia, una de las razones por las que se arrepentía de lo que había hecho; quiso continuar su camino, pero su decisión cambió al segundo que vio su esposo había sido abofeteado. Otra muchacha apareció a pasó apresurado y tomó a la primera muchacha por los brazos privándole moverse. Valeria quería moverse y continuar con su camino, pero si pasaba por allá iba a ser el centro de atención dado que era la esposa, la esposa que técnicamente era la causante de que Adrián fuese golpeado, eso creía ella. —     ¿Estás loca? — Valeria vio que se tenían confianza, aun no se movía de su posición. — Pao, este no es el mundo humano, cálmate o nos meterás en problemas. —     Te prometo que, si te vuelvo a ver, voy a convertirme en una asesina y va a ser lo último que me importe. — Chilló fuerte. — Ya estoy calmada. — Avisó, una vez libre fue nuevamente sobre Adrián, se quedó a centímetros de él. — Estoy hablando en serio ahora mismo, no vuelvas a acercarte a mí de nuevo, Dunne. Cuando la muchacha de tez blanca y cabellos rubios aparentemente conocida como “Pao” se giró para retirarse, sus ojos se encontraron con los de Valeria; la muchacha la vio con una mirada de molestia como cuando consiguen algo que tú no, por el contrario, Valeria solo pudo expresar una disculpa a través de sus ojitos. El encuentro duró bastante poco. La amiga, que también era rubia, se la llevó lejos del maltratado esposo y de toda esa escena; Adrián tuvo que ver en algún momento a Valeria, así que se acercó a ella, ¿para qué? Pues ni él estaba seguro, tenía tantas preguntas en su cabeza, pero también había algo que, aunque aún no quería admitirlo, le hacía emocionarse por el matrimonio. —     No entiendo porque no funcionó…— Valeria lo miraba sin comprender. — Estaba tan seguro que no eras mi mate, pero… Hoy todo cambio, tú esencia…— Valeria ahora lo miraba con cansancio. — A menos que… — Valeria sonrió como quien acierta un acertijo. — ¿No eres Rachel? ¿La novia de Erick? — Ella negó. — Si no eres la princesa, ¿quién eres? — Valeria rio, dolida. —     Soy una princesa, más respeto ahí. — Adrián estaba confundido, trataba de armar la información que tenía. — Soy hermana de Annabelle, hija del rey Klauss. — La memoria de Adrián hizo su trabajo y en poco tiempo pudo conectar la información que tenía. —     ¿Acaso eres la princesa que nadie conoce? — Ella asintió. — La que tienen oculta tras estos enormes muros. —     Tanto así no es, eh… Cuando no los rumores. — Bufó. — A todo esto, ¿cómo es qué no pudiste deducirlo hasta ahora? Creí que los lobos eran buenos rastreando a su mate. —     No estaba interesado en oler tu esencia porque pensé que eras Rachel… De todas maneras, nunca estuve interesado en encontrar a mi mate, por lo que no tengo gran experiencia con el rastreo. — Valeria asintió, pero no dijo palabra alguna. — No estoy diciendo que no esté interesado en ti… Quiero decir, si estoy interesado, pero no como un acosador…— Rio por lo nervioso que se había puesto, Valeria se contagió también. — Es algo de lobos. —     Entiendo. — Lo tranquilizó. —     Un gusto, Valeria. — Le tendió la mano, Valeria volvió a sonreír, él estaba empezando querer verla hacer ese gesto todos los días. — Soy Adrián. — “Empecemos de cero”, pensó Adrián, Valeria lo escuchó. —     Mucho gusto. — Sonrió ampliamente. Entonces, recordó porque estaba pasando por aquel jardín en primer lugar. — ¡Demonios! Mi hermana. —     ¿Qué sucede con ella? — Quiso saber. —     La dormí para que la ceremonia no tuviera ningún “yo me opongo”. — Sonrió con vergüenza. —     ¿La dormiste? — Estaba entre sorprendido y algo interesado. — ¿Cómo es eso posible? —     Un hechicero lo hizo por mí, pero ese no es el punto. — Se recordó a sí misma. — Debo irme. —     Déjame ir contigo. — Pidió. —     No te ofendas, pero es una reunión privada. — Caminó hasta la puerta trasera. — Volveré para la despedida. — Era lo último que debían hacer cuando la fiesta llegaba a su final o cuando ellos así lo decidieran.  Sabía que no podía incluirlo y tampoco se sentía con mucha confianza para hablar temas privados frente un extraño. La convivencia con él sería toda una aventura; Valeria siempre planeó con la boda ideal y el novio ideal, no todo esto conseguido a últimas horas, no sabía si esa era la razón, lo cierto era que no se sentía del todo bien con toda esta situación. Valeria corrió los pasadizos y las escaleras que tuvo que correr para llegar hasta la habitación de Annabelle donde se encontraba su pequeña hermana, ahora solo quería confirmar que esa parte del plan salga completamente bien, solo era despertarla; o, al menos, eso pensaba hasta que vio el rostro de preocupación del resto del equipo. —     Benson…— Trató Christopher. —     ¿Qué está pasando? — Vio a Erick tomando la mano del cuerpo de su hermana. — ¿Por qué esas caras? ¿Aún no despierta? —     En cualquier momento lo hará. — Reparó su padre. — Lilith ya hizo su parte. — Lilith estaba de mal genio, lo notaba en su rostro. —     ¿Cuál es el problema, entonces? — Quiso saber el misterio, Valeria. —     Es que…— Su padre respiró con desanimo. — Velo por ti misma. —     ¡Hola! — Valeria miró a la que debía ser su hermana.  Era el cuerpo físico de Rachel, pero su actitud había cambiado y todos sabían porque. 
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