XXXV Cuando John Willet vio que los jinetes daban media vuelta y formaban de frente mientras esperaban que se acercasen, le acudió a la mente con una precipitación insólita la idea de que tal vez fueran bandoleros. Si Hugh, en vez de un buen garrote, hubiera empuñado una escopeta, a buen seguro que le hubiese mandado disparar, y mientras éste ejecutaba su orden, el mesonero hubiese procurado por su seguridad personal salir huyendo a todo correr. Pero en las desfavorables circunstancias en que se hallaban él y su criado, juzgó prudente adoptar otra táctica, y dijo al oído a Hugh que les dirigiese la palabra en los términos más pacíficos y corteses. Para cumplir exactamente con el espíritu y la letra de esta orden, Hugh se adelantó haciendo una floritura con el palo ante las barbas del jine