Nuestra vida

1461 Words
Tristán le dio un beso sobre la frente y luego la tomó del brazo para que ambos salieran de la habitación. Lo hacen con mucho cuidado y María Julia llega para arreglarle la cola del vestido y que pueda caminar con facilidad.  Bajaron las escaleras lentamente y al final de éstas se encontraba Ximena Caballero, su madre, esperando junto con Manuel vestido elegantemente. Ella se acercó a su hija y le dio la bendición para sellar su amor con un beso sobre la frente mientras lloraba.―Soy tan feliz de que puedo ver esto.― Le dijo emocionada.― Mi madre no me vio pero yo a ti sí, y no sabes lo mucho que me alegra.  ―¡Ay mamá! ― Le respondió Luz tratando de no llorar.  ―No llores, no llores, arruinarás tu maquillaje y le quedó tan bonito a tu hermana.― Le consoló.― Sólo quería expresártelo. Te deseo que seas increíblemente feliz Luz, tal como tu padre y yo.  Le dio un abrazo y otro beso. Toma el brazo de Manu y ambos caminan hacia el jardín, donde David Canarias la espera en el pequeño altar. Después de una breve conversación sobre el destino de ambos y de que su padre le diera la bendición a su manera. Ambos caminaron hacia el altar un “guau” se escapó de los labios de su prometido que la hizo sonrojar.  Despacio caminaron hacia él y Tristán más conmovido que nunca le estiró la mano para entregarsela a el que ahora sería su hijo. ―Cuídamela mucho ¿quieres? ― Le murmuró.  ―Lo hago.― Contestó David decidido.  Luz tomó su mano y le sonrió con los ojos brillando más que nunca.― Te ves guapísimo.  ―Tú te ves hermosa.― Le murmuró.  David acarició su rostro y una lágrima salió de los ojos de ella. ―¿Por qué lloras? ― Preguntó David también un poco emocionado.  ―Porque estoy haciendo el sueño de mi padre realidad. La fotografía de algo extraordinario. David Canarias a punto de unir su vida.  Él se rió y luego se quitó las lágrimas de los ojos.― Venga, vamos a casarnos que muero de ganas por hacerlo.― Le insistió y ambos voltearon al altar donde el juez del registro civil estaba presente. Comenzó a recitar las primeras palabras que sellarían su destino y entre miradas fugaces y sonrisas David y Luz prestaban atención. De pronto, el momento más esperado llegó, el intercambio de anillos y promesas. David tomó la alianza entre sus dedos y la acercó a las manos de ella.  ―Yo David (ex picaflor) Canarias Lafuente, prometo ser el esposo que necesites, hacerte café por las mañanas, caminar contigo de tu mano, bailar a todas horas o cuando lo desees, platicarte todos mis secretos y cuidarte de ti, en la salud, en la enfermedad y en los buenos y malos ratos. Soy tuyo, por siempre y para siempre.― Le declamó y ella sonrió.  Fue el turno de Luz y cuando acercó el anillo al dedo desnudo de David Canarias recitó.― Yo Luz  (patea traseros) Ruíz de Con Caballero, prometo amarte en todas tus facetas, muchas aventuras, fotos, escucharte cuando lo necesites y caminar siempre de tu mano, no ser tan necia y siempre cuidarte, en la salud, en la enfermedad, y en los buenos y malos ratos y como extra prometo no volver a meterme a cuevas ni ponerme en riesgo.―Luz volteó a ver a su papá y le cerró un ojo.― Te amo y soy tuya, por siempre y para siempre.― Y le puso la alianza en el dedo.  Y así, los declararon marido y mujer, sin tanto drama, sin tanta ceremonia, justo como ambos habían querido, con toda su familia alrededor de ellos llorando y riendo emocionados, porque después de tanto tiempo ambos se habían encontrado.  ―David, puedes besar a tu esposa.― Le dijo el juez y él se acercó a ella y le dio un beso mientras la cargaba entre sus brazos y la inclinaba hacia el suelo. Los aplausos estallaron y los gritos de alegría no se hicieron esperar.  Ambos se separaron y David la vio a los ojos.― Ya somos uno Luz.  ―Somos uno.― Murmuró ella y de pronto sintió las manos de su madre tocando sus hombros y haciendo que se volteara para felicitarla.  ―¡Bienvenido a la familia oficialmente ex picaflor! ― Le dijo Manuel emocionado.  ―Cuñado para tí, lo de ex picaflor quedó en el pasado. A ver cuándo te animas con mi hermana, escritor. Otra Canarias en la familia no me caería mal.  ―Todo a su tiempo, pero este es el tuyo.  Los padres de David emocionados se acercaron a abrazarle. Fátima no dejaba de llorar a mares mientras repetía en voz alta “ mi hijo se casó” “¡Por fin se casó!” Haciéndolo reír.  ―Pensaste que jamás llegaría ¿cierto?  ―Jamás, pensamos que serías el tío soltero y amargado.  ―Soltero sí, amargado jamás.― Contestó David coqueto.― Además, yo nunca dije que no quería casarme, sólo que no encontraba a la indicada, pero ya lo hice.― Y vio a Luz que abrazaba a Sabina y le pedía le mostrara su nuevo anillo.  ―Te dije que no era tan difícil.― Le murmuró su padre.― Soy tan feliz. Tu madre estaría feliz.  David asintió y luego abrazó a su padre dejándose llevar por el momento de alegría y de complicidad entre los dos, un poco raro en ellos, pero supuso que la ocasión lo ameritaba. Entre felicitación y felicitación, llegó la hora de la comida. Un bufete de antojitos mexicanos se desplegó ante ellos y todos comenzaron a comer, los Canarias y Lula lo hicieron con mucha cautela mientras Tita, ya más mexicana que nada se sirvió de todo sorprendiendo un poco a David.  Después el llegó la hora del baile de los novios y David tomó a Luz de la mano y se acercaron a la pequeña tarima que había en el centro del jardín, justo encima de la piscina. Él la acercó lento a su cuerpo y la vio a los ojos. ―Bailemos mi amor… ― Le murmuró y la canción de “Contigo” comenzó a sonar en las bocinas.  Luz y él se movieron lento, al ritmo de la música mientras se dejaban llevar por ese momento tan especial. Ella lo vio a los ojos y unas lágrimas se escaparon y rodaron por sus mejillas. David cuidadosamente las limpio.― Te amo mi alma, gracias por compartir tu vida conmigo.  ―Gracias por seguirme hasta acá.  ―Te seguiría hasta el fin del mundo, ya te dije, además…―Y mostró su alianza.― Soy tuyo, aunque no necesito esto para que lo sepas, tienes todo mi corazón.  ―Y tú él mío.― Respondió mientras se recargaba sobre su pecho.  David vio a su familia que lo observaban con una sonrisa que jamás les vio, ni siquiera el día que se graduó de pediatría y le llegó a la mente que al terminar la boda ya o los volvería a ver por un largo rato lo que le dio melancolía. En ese momento, mientras tenia a Luz entre sus brazos supo que ella sería su todo no sólo durante este año si no el resto de su vida y que a partir de hoy “España” quedaba lejos para él y que “México” lo adoptaba como años atrás lo había hecho con Tristán Ruíz de Con.  «Jamás pensé que dejaría todo por una mujer, mi vocación, mi país y mi vida». Pensó emocionado, de pronto estaba en otro país bailando con su esposa en medio de un jardín en la “Primavera de México” y no le importó si tendría que quedarse un año o seis, con tal de que fuera al lado de Luz lo haría con gusto, porque su felicidad no yacía en un país, si no en los brazos de la mujer que amaba.  ―Muero porque comencé nuestra aventura mi amor.― Le murmuró.  ―¿Bromeas? Nuestra aventura empezó en Perú, continuó en Ibiza y se concretó en México. Lo que sigue  se llamará “nuestra vida” y te prometo será llena de sabores, música y mucho, mucho amor.  Y de otras cosas que David Canarias iría descubriendo en tan sólo 365 días al lado de su alma gemela, en un país lleno de cosas nuevas por descubrir y definitivamente con anécdotas que jamás olvidaría, pero por el momento, disfrutaría los últimos momentos con los suyos, antes de que ellos cruzaran los mares. 
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD