Reflexiología

2021 Words
―¡Me vas a tirar! ― Le reclamó Luz mientras David trataba de buscar la llave.  ―Tómala tú.  Ella estiró la mano hacia el bolsillo del pantalón y sacó la llave de la habitación mientras él la cargaba, después estiró la mano y abrió la puerta de madera. Una hermosa habitación de paredes blancas y azulejo café les dio la bienvenida. David caminó hacia la cama de sábanas blancas y recostó a su esposa sobre ella.  ―Te amo.― Le murmuró mientras empezaba a besarla en la boca y luego bajaba por su cuello. Luz acariciaba su espada.  ―David… la puerta.― Le murmuró.  Ella volteó y vio al botones que los esperaba con las maletas. Él se levantó y fue hacia allá.  ―Lo siento. ― Se disculpó mientras Luz se reía recostada sobre la cama. Ella se puso de pie y fue hacia su bolsa y sacó la cartera para darle un billete de cincuenta pesos al chico que le agradeció.  ―¿Qué es eso?  ―Propina. En México se da propina, casi todo el tiempo.  ―Cuanto son cincuenta pesos.  ―Mmmmmmm… ― Hizo ella sexy mientras caminaba hacia la única mesa que había en la habitación.― Dependiendo de como esté el cambio de divisas varía. Hoy cincuenta pesos pueden ser dos euros, mañana tres.  David caminó hacia ella y la tomó de la cintura.― Creo que debería acostumbrarme a que todo es más barato acá.  ―Muy barato, por ahora, después te acostumbrarás a la divisa de aquí y comenzarás a quejarte.― Contestó ella mientras acariciaba su barba.  ―Jamás me quejaré.― David la besó sobre los labios subiendo y bajando lentamente los suyos, apretando su cuerpo contra el de ella  recargándola sobre la besa, luego la cargó y la subió para sentarla sobre ella.  ―Alguien quiere tener una luna de miel en toda la palabra.― Contestó Luz mientras le daba pequeños besos sobre la nariz.  ―No tienes idea cuánto.  ―¿Qué te parece si me dejas ponerme algo más cómodo? y tú también lo haces.  ―Me parece la mejor idea de todas.  David ayudó a Luz a bajarse de la mesa y luego ella fue hacia su maleta y sacó una tela de color rojo que él apenas pudo ver.  ―Rojo… me gusta.― Murmuró.  Ella se metió al baño para comenzar a cambiarse. David se quitó el corbatín mientras tomaba un folleto del hotel donde estaba en Cuernavaca “Las mañanitas” el hotel & SPA que los Ruíz de Con les habían reservado para que pasaran su primera noche de marido y mujer juntos.  ―¡David! ― Escuchó  volteó de inmediato.  ―Dime.  ―¿Me ayudas? ― Le preguntó.  Él caminó hacia el baño y lo abrió con cuidado para ver a su esposa tratando de bajarse el cierre del vestido.― Espera bella, te ayudo.― Le dijo mientras tomaba el cierre de arriba del cuello y lo deslizaba hacia abajo revelando su perfecta espalda. Al terminar la acarició con la yema de sus dedos y vio claramente como su piel se erizó por completo.  ―Sabías que la columna vertebral está formada por 33 vértebras, siete cervicales, doce dorsales y cinco lumbares que están separadas por veintitrés discos intervertebrales.―Comentó mientras la tocaba.  ―Ni idea doctor.― Contesto Luz un poco sonrojada al sentir el las caricias de su esposo.  ―Así es… y cada parte tiene un reflejo en otra área de tu cuerpo.  ―¿Ah sí? ― Respondió mientras cerraba los ojos.  ―Sí, por ejemplo te diré una muy fácil… aquí.― Y tocó la parte cerca del cuello.― Es tensión, y si yo lo acaricio sentirás un gran alivio ¿qué no?  “Hmmmmm” contestó ella.  ―Me alegra que mi punto haya sido probado.― Le murmuró al oído. Luz sonrió mientras su cuello se erizaba, se dio la vuelta y su esposo le sonrió.― Veo que estás un poco tensa ¿no quieres que te haga un masaje?  ―¿Sabes hacer masajes? ― Le murmuró.  ―Así es…  Le ayudó a quitarse el vestido y este cayó por completo sobre el suelo descubriendo la bonita ropa interior blanca que traía debajo. Se mordió los labios al ver el hermoso cuerpo curvado de su mujer, y ese abdomen plano con indicios de que apenas se comenzaba a marcar; escondido, al borde de la braga, el tatuaje de corazón. Luego la tomó de la mano y lentamente la llevo hacia la cama.  ―Cuando estudiaba medicina me metí a una clase de medicina alternativa, quería saber un poco más, elementos más naturales para recetar y me encontré con esto llamado “Reflexiología”  ―¿Reflexiología?  ―Así.  Luz se sentó sobre el colchón y él aprovecho para quitarse la camisa y el pantalón quedaron solamente en bóxer, ella esbozó una ligera sonrisa al ver a su gallardo esposo en esa manera. Luego él se sentó al lado y tomó una de sus manos.  ―Cada zona de tu palma refleja un órgano en tu cuerpo, se supone que por aquí están tus ojos, tu corazón, tus cuerdas vocales y tu cerebro.  ―No lo sabía.  ―Es verdad.― Y la besó ligeramente en los labios.― Pero lo importante… Con mucho tiento David recostó a Luz sobre el colchón y luego él se puso a su lado.  ―En los pies es donde se pone divertido.  ―¿Ah si?  ―Sí… ¿te muestro?  Luz se cubrió el rostro y comenzó a reírse, mientras el color rojo se le subía al rostro.  ―¿Qué pasa?  ―No sé, de pronto me dio mucha… ―¿Vergüenza? Somos esposo Luz, hay millones de cosas que veremos uno del otro y no sólo serán románticas o buenas…  ―Lo sé, lo sé… pero déjame ir a lavarme los pies ¿Quieres? Los siento sucios de tanto bailar.  ―Permíteme. ― Contestó David y luego se puso de pie para ir al baño.  Momento después él regresó con una toalla y se puso de rodillas sobre el suelo, Luz, ya sentada, le sonreía. Sintió la toalla mojada y caliente y comenzó a limpiar con cuidado sus pies.  ―¿Esto será de todos los días? ― Le preguntó coqueta.  ―Si lo quieres, puedo hacerlo… no me importaría. ―Está bien, sólo para tenerlo en cuenta.  David limpió con cuidado sus pies, pasando entre sus dedos la toalla, acariciando su empeine y su planta. Ella se rió.  ―Muy bien señora Canarias. Le decía que los pies es lo interesantes porque si toco aquí.― Y apretó una zona donde Luz se tocó el estómago.― Es tu es tú estómago.  ―¡Guau!  ―Lo sé… y si toco aquí.― Y ella frunció el ceño.― Duele un poco la cabeza.― Respondió simpático y con una sonrisa sensual.  ―No sabía todo esto, eso quiere decir que si me duele aquí por ejemplo…― y comenzó a acariciar el pecho de David con los dedos de los pies.  ―Dependiendo… ¿Qué dedo quieres que te revise?  ―El qué quieras.  David la recostó sobre la cama y acarició las plantas de sus pies. Después fue dando besos poco a poco por sus piernas hasta llegar a sus muslos.  ―¿Eso también es reflexoterapia?  ―Veremos… si te toco aquí― Y levemente acarició la intimidad de luz y ella se rió.― Parece que se refleja en tus labios.  Después con la boca comenzó a besar encima de su braga y ella comenzó a mover sus caderas sintiendo como todo el cuerpo se movía. “Mmmmm”  Volvió a decir ella mientras sentía todos los resultados sobre su piel.  ―Parece que esto se refleja en todo el cuerpo… interesante.  David bajó y esta vez continuó con su lengua y con uno que otro dedo mientras escuchaba la agitada respiración de su esposa.  ―David….― Logró murmurar y luego bajó levementente sus caderas y una risa ilumió la habitación.  Él se puso de pie, se subió a la cama y encima de ella comenzó a besarla rozando su hombría contra su braga.  ―Y este es el acto reflejo de esa risa que me encanta.― Habló excitado para luego besarla sobre los labios de una manera nunca antes hecha, como si quisiera comérsela a besos, devorarla con todas las ganas que le tenía.  Luz hábilmente comenzó a quitarle el bóxer con las manos  cuando descubrió su hombría la tocó suavemente.  “Mmmmmm” gimió él en su oído.  Ella siguió por un momento mientras su ahora esposo le besaba el cuello, las mejillas, la boca y se encontraba en un tipo de éxtasis que no sabía que podía provocar en él.  ―Espera.― Le murmuró.  Se irguió por un momento para ponerse de pie y caminar hacia su maleta donde como pudo tomó uno de los preservativos que traía, se quitó el bóxer, la aventó hacia alguna parte de la habitación y mientras regresaba hacia ella, se acarició para después deslizar el preservativo sobre su hombría. Sin perder más tiempo le quitó la braga  la tomó de la cintura cargándola se sentó sobre la cama y a ella encima de él, poniéndola sobre su cintura y acomodándola para entrar en ella. Cuando ambos se sintieron gimieron al mismo tiempo, se vieron a los ojos llenos de fuego y volvieron a besarse.  ―Te amo.― Le murmuró ella mientras se movía lentamente sobre él y David se aferraba de sus caderas.― Te amo tanto, esposa mía.  ―Te amo más.― Logró decir él con un hilo de voz de lo excitado que se sentía, para besarle los labios, el cuello y luego bajar a eso pechos que tanto lo en lo enloquecían. Removió su sostén y los liberó por completo dejando a su esposa completamente desnuda sobre él.― Eres tan hermosa mi amor eres la mujer más sexy, sensual y “mmmm” ― Gimió al final y ella sonrió sobre sus labios.  ―¿Y qué?  ―Y apasionada, eres apasionada… me encantas toda, lo que dices, lo que piensas, tus energía, tu cuerpo…―Entrelazaron ambos las manos y sus dos alianzas se volvieron una.― Sigue moviéndote así, sigue… sigue… ― Le pedía él mientras los cuerpos de ambos ardientes como el fuego comenzaron a sudar.  Ella sintió como una gota se deslizaba en medio de sus pechos mientras David se sostenía apoyando los fuertes brazos sobre la cama. Luz se movía a su ritmo, disfrutando del acto, acariciando su pecho, frotando su cuerpo contra el suyo y cuando no pudo más hundió su rostro en su hombro y comenzó a reírse.  ―¿Por qué te cubres? ¿Qué no ves que tu risa me excita más? ― Le reclamó él con ternura.  Luz no le contestó, simplemente continuó moviéndose encima de él mientras reposaba sus brazos sobre su cuello y le veía directo a los ojos, las pupilas de ambos se cruzaron, las manos de él la tocaban sin limitación y los gemidos fueron creciendo cada vez más hasta que la habitación era un increíble concierto a dos voces. David apretaba un poco más sus caderas resistiendo para no terminar, quería verla aún así, libre, excitada, pero las ganas pudieron más y cuando sintió el orgasmo de ella y su risa, David terminó gimiendo fuertemente sobre su oído.  ―Parece que este movimiento de caderas se refleja en todo tu cuerpo.― Bromeó ella mientras lo besaba.― Gracias por la lección de medicina.  ―Cuando quieras esposa mía… tengo muchas, muchas, muchas cosas que enseñarte.― Pronunció con sensual mientras se recuperaba y mordía levemente el lóbulo de su oreja. ―Te amo.― Dijo ella.  ―Te amo.― respondió él.  
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