Capítulo 2: Ayudante de Limpieza.

1807 Words
A la mañana siguiente, la alarma sonaba a las siete de la mañana. Con bastante sueño, Lion apagó el celular. —Vamos Sam, a la ducha. —Mph— se quejó por lo bajo el castaño, con cero intención de despertar. Lion le mordió la oreja—¡Auch! ¡Oye, eso no se hace!— dijo, escondiéndose bajo las sábanas. Lion suspiró. —Amor, nos vendrán a buscar. En el avión puedes dormir más— le animó el rubio. Sam se destapó y lo quedó mirando. —Bien, me iré a duchar. —Buen chico— dijo Lion, se acercó y le dio un beso. Ambos se levantaron para darse una ducha. Minutos más tarde, y con el equipaje en la mano subieron al auto que los esperaba fuera. En el camino, Lion le envió un mensaje a James. "Estaré tres meses fuera. Dile a mis padres que se hagan cargo del trabajo. En cuanto a ti te dejo a cargo de la mansión, y el resto de las obligaciones. Cualquier cosa, estás a la cabeza de todo. Cuídense". Apretó enviar y guardó su celular. Sam estaba distraído mirando por la ventana, cuando recordó que tenía un mensaje de voz. Sacó su teléfono y lo buscó, era de Hank. El audio duraba un par de minutos. Buscó sus audífonos y se los puso. Echó a andar la multimedia. Iba a la mitad del mensaje cuando el auto se detuvo. Habían llegado al aeropuerto por lo que guardó su celular, sin terminar de escuchar el mensaje. —¿Llevas todo?— le preguntó Lion, mirando su equipaje. —Sí— le djio Sam. Subieron al avión. Fueron a primera clase y se sentaron. —Apaga el celular— le dijo Lion. —Lo sé. Espera. "Hank dejemos el pasado atrás. De verdad lamento lo de tu depresión, y espero que sigas saliendo adelante. Tú dale con todo, hablemos cuando regrese. Abrazos y cuídate". Apretó enviar, y apagó su celular. —¿Sucedió algo con Hank?— le preguntó Lion. —No— le dijo su esposo—Es sólo que me hablaba para pedirme disculpas y contarme de la depresión que sufrió. Además debió congelar el último año, por eso no lo vimos en la graduación. —Bueno, cuando regresemos podemos hablar con Hank y ayudarlo— le ofreció Lion. —Eres el mejor hombre del mundo— le dijo Sam, dándole un beso. El avión inició su viaje al primer país, Egipto. Mientras en el hotel, Hank se encontraba en la habitación aún acostado. Su celular sonó avisando de un mensaje. El pelinegro sonrió al ver que su amigo Sam le había respondido. Escuchó el audio. Su sonrisa se dibujó de oreja a oreja. —Por fin podré iniciar— se dijo, mirando la pantalla. Después del aviso que le dio su jefe, James prefirió regresar a casa. Dejó a Yamila y Carmen en el hotel, y dijo que las iría a buscar al aeropuerto en unos días más. Ambas mujeres quedaron de acuerdo en quedarse en la mansión, para ayudar a James con todo. Antes de irse del hotel, habló con los padres de Lion para avisarles que debían hacerse cargo de la empresa por tres meses. Camino al aeropuerto, James comenzó a hacer las llamadas pertinentes para comenzar a organizar todo en los terrenos, la mansión y el penthouse. Después de ducharse, Hank salió de la habitación y fue en busca de James. No sabía donde estaba pero seguramente lo encontraría con los padres de Lion. Avanzó por los pasillos, hasta que se encontró con el matrimonio, pero James no estaba. —Hola— saludó Hank a los padres de Lion. —Querido— le dijo la mujer. —Disculpen, ¿han visto a James?— les preguntó Hank. —James se acaba de ir ésta mañana. Y nosotros también debemos regresar— le dijo el hombre. —Sucede que la luna de miel durará tres meses, así que tenemos hacernos cargo de la empresa— le sonrió la mujer. —Y James se fue para hacerse cargo de todo— suspiró el mayor. —Ya veo— dijo Hank—Muchas gracias. El pelinegro se alejó para ir en busca de Korina. Encontró a la chica en el hall. —¿Tú novio?— le preguntó Hank, al ver a la pelinegra. —Fue a buscar unos lentes, iremos a la piscina. ¿Quieres venir?— le preguntó Korina. —Iré por mi traje de baño— le dijo Hank. —¿Le enviaste el mensaje a Sam?— preguntó la chica. El pelinegro sonrió. —Sí, de eso te quería hablar. Sam me envió un mensaje, y dijo que sí, así que fui a buscar a James. —¿Y qué te dijo?. —No lo encontré— le dijo Hank—Los padres de Lion me dijeron que James regresó, porque Lion se irá por tres meses de luna de miel, y él debe hacerse cargo de todo. Supongo que necesitará ayuda con la mansión— sonrió Hank. —Entonces cuando regresemos de las minivacaciones, puedes ir a pedir empleo— lo animó Korina. El pelinegro sonrió. Luego fue a la habitación por su traje de baño. Korina se quedó esperando a su novio y a su amigo en el hall. Los días siguientes James se dedicó a hacer el itinerario para mantener cubierta la mansión, el penthouse y los terrenos. Además de estar atentos a las reuniones que debía posponer, y reagendar a los nuevos inversionistas. Mientras el mayordomo se quebraba la cabeza en mantener un órden, Lion y Sam disfrutaban de los primeros días en Egipto en el Jaz Aquamarine Resort-All Inclusive. Tenían varias visitas vistas a los lugares más turísticos del país. —Bien amor— le dijo Lion—Vamos a disfrutar de nuestra luna de miel. Era jueves por la mañana, y James debía ir a buscar a Yamila y Carmen al aeropuerto. Tomó el Audi y fue en busca de las mujeres. Esa misma mañana pero en diferentes horarios, fueron llegando los invitados de la boda. Hank descansaría ese día, para presentarse a la mañana siguiente en la mansión. —¿Le has avisado a Peter y Domingo que nos quedaremos con ellos?— le preguntó Yamila. —Tengo un cambio de planes— le dijo James—Prefiero que se queden los tres meses en el penthause. Yo no podré ir a supervisar la limpieza, y tampoco podré a ir a cuidarlo. Así que ustedes se quedarán allá, y yo me haré cargo de la mansión y los terrenos. —¿Podrás limpiar, cocinar, además de ver los patos, las flores y arreglar los negocios y reuniones, supervisar al jardinero, y ver si necesitan las compras del mes para el establo?. Es mucho ajetreo, James— le dijo Carmen—Deberías contratar a alguien que haga la limpieza y te cocine. Y tú ver la parte logística y administrativa del asunto. —Estoy de acuerdo— dijo Yamila—Además el jefe jamás ha cuestionado ninguna de tus acciones. No te dirá nada si contratas a un ayudante. —Además no sacas nada con avisarle. Es más que seguro que ni siquiera te contestará— le dijo Carmen con una sonrisa. —Deben estar gozando de la juventud de la luna de miel— dijo Yamila también sonriendo. James suspiró. —Iremos por sus ropas a la mansión, y las llevaré al penthouse. Las mujeres asintieron, mientras seguían hablando de sus jóvenes amos. Después de ayudar a Yamila y Carmen ha acomodarse en el penthouse, James por fin llegaba a la mansión. Fue a la cocina para prepararse algo de comer. Su mente sólo pensaba en agendar las reuniones de su jefe, y acomodar las nuevas juntas con los inversionistas. Mientras salteaba unas verduras pensaba en las palabras de ambas mujeres. —Tal vez no sería mala idea traer a alguien que haga la limpieza y se encargue de la comida. De todas maneras sólo estaré yo en la mansión— pensaba en voz alta. Miró el reloj, pasaban de las cuatro de la tarde. —Aún me queda ver algunos asuntos de las compras del mes, y hacer algunas llamadas. Mañana me encargaré de ver el tema del nuevo empleado. Por ahora los asuntos del jefe son más importantes. Terminó de cocinar y se sirvió. Después de comer, continuaría con sus labores. Pasaban de la medianoche, James miró el reloj sobre la pared de la oficina de su jefe. Había avanzado bastante en el trabajo, por lo que decidió era mejor ir a dormir. Se dio una rápida ducha, y luego dejó caer su cansada mente sobre una suave almohada. A la mañana siguiente, un sol radiante saluda a un depejado cielo. Hank se levantó temprano para ir en busca de su nuevo empleo, se dio una refrescante ducha. Se vistió con unos jeans, una polera manga corta y una sudadera encima. Se calzó las zapatillas. —Bien, iré en busca de trabajo— salió de su habitación y se dirigió a la cocina. Comió algo liviano. Luego salió de la casa y subió a su bicicleta. El frío de la mañana ayudaba al abrazador sol. Hank se acordaba perfectamente donde quedaba la mansión. Era temprano por lo que pedaleó tranquilo hasta llegar a su destino. Mientras en la mansión, James ya se había levantado. Estaba bañado y desayunado, listo para comenzar su nueva jornada de trabajo. Debía terminar el tema de reagendar las reuniones, además de colocar el aviso para un nuevo empleado de limpieza. Dejó todo ordenado en la cocina, y luego fue a la oficina de su jefe para comenzar a trabajar. De pronto tocaron el timbre. James se dirigió a la puerta, abrió. —¡Buenos días!— saludó Hank al mayordomo. —¿Qué haces tú aquí?— le preguntó James, completamente confundido. —Sam me dijo que podía venir para trabajar en la limpieza— le dijo Hank. James arrugó el ceño extrañado. Recordó vagamente el mensaje. A pesar de que Liom no le había dicho nada específico, supuso entonces que el tema estaría conversado. —¿Sabes el tipo de trabajo que se hace acá?— le preguntó el mayordomo. Hank no pudo evitar sonrojarse, se supone que estaba decidido a trabajar ahí por la buena paga, algo que no encontraría en ningún lugar. Sin embargo le extrañaba que James le preguntara eso, estaba claro que ya no había esclavo sexual ahora que Lion estaba casado con Sam. Miró al mayor, que tenía rostro de poca paciencia. —Supongo que sí— le dijo Hank. Convencido de que era un enviado de Sam y que Lion estaba en conocimiento, James dejó entrar al pelinegro a la mansión. De todas maneras necesitaba un ayudante en la limpieza.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD