La Abogacía se acercó para interesarse con la mayor educación por la salud de la mujer del Obispado. Ésta había padecido un pequeño resfriado en la época de las confirmaciones, pero por lo demás estaba bien. El hijo del Obispado también estaba bien. Se hallaba en su diócesis con su joven esposa y su reducida familia. A continuación aparecieron los representantes del coro de los Barnacle, y a continuación la Medicina que atendía personalmente al señor Merdle. La Abogacía, que tenía un rabillo de un ojo y un rabillo de los anteojos apuntando a cada persona que franqueaba la puerta, estuviera hablando con quien fuera, y diciendo lo que dijera, consiguió internarse arteramente en este grupo y charlar con todos y cada uno de esos caballeros del jurado sobre el tema preferido de cada uno de ell