—Aclárenme una cosa —rogó lord Decimus, recorriendo la mesa con la mirada—, ¿qué es esa historia que me han contado de un caballero que estuvo encerrado mucho tiempo en una cárcel de deudores, que al final procedía de una familia acaudalada y heredó una importante cantidad de dinero? He oído hablar de él. ¿Sabes algo de eso, Ferdinand? —Lo único que sé —respondió éste— es que ese hombre le ha causado al departamento con el que tengo el honor de estar vinculado —el chispeante y joven Barnacle pronunció estas palabras como si practicara un deporte, como si dijera: «Todos conocemos perfectamente este lenguaje, pero tenemos que seguir hablándolo, tenemos que seguir jugando»— infinidad de inconvenientes, y nos ha creado muchas complicaciones. —¿Complicaciones? —repitió lord Decimus, con una m