A la mañana siguiente…
Desperté con un rayo de sol sobre mi rostro, y sus besos recorriendo mi cuello. Estaba de espaldas a él, que me abrazaba. No quería abrir los ojos… no quería volver a pasar por la pesadilla de despertar del hermoso sueño donde estaba entre sus brazos…sin embargo, esta vez no hubo razón ni motivo, no hubo teléfono que me volviera a tierra…
Era real, era tan real que cuando escuché su voz, no pude evitar estremecerme…
- ¡¡Buen día, amor!! (besando mi cuello) ¿cómo te sientes?
- Mmmmm… buen día, hermoso… (comenzando a girarme para quedar frente a él y darle un tierno beso). Muy bien ¿y tu?
- Perfectamente… (me besó de nuevo. Y al ver que tocaba sus brazos y acariciaba su rostro…) ¿Qué pasa?
- ¡Nada! (sin dejar de mirarlo) ¡Compruebo que eres real, que no soñé!
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