Lo que comenzó con una pizza y una jarra de cerveza, se convirtió en dos botellas de ginebra y muchas confesiones que nos afianzaron a lo largo de la noche, continuó con una dormida de casi doce horas en mi habitación y terminó en otra salida la noche siguiente para pasar la resaca con otra botella de ginebra en un bar del centro. Para buena o mala fortuna terminé convencido por sus historias y mis ganas de ayudarlo pasaron de ser un pésimo negocio a algo personal, pues en verdad me afectaba saber que los Schwarz le quitaron lo único que le ha importado y aunque dije que lo ayudaría intentando sacarle información a ella, él se negó rotundamente ya que ella jamás diría nada a nadie al ser una de las pocas personas que guardaba el secreto, algo que Jeremy descubrió el día que confrontó a lo