63. ¿LO MÁS ADECUADO?

1453 Palabras
Ya en la vivienda, un encargado me dirigió a la sala donde esperé angustiado en el sofá al no saber qué me encontraría, mi cabeza seguía dándome vueltas y el cuerpo me pesaba como si no hubiese descansado aún. —Travis —su vocecilla me alertó reavivando la calidez en mi pecho. —Chiquita… —Rag ingresó lo más rápido que pudo y aunque quise ir por ella, en una seña me detuvo quedando entre mis piernas—. No deberías agitarte. —Estoy bien y necesito moverme. —Necesitas descansar. —Necesito a mi tonto petirrojo —y con eso me convenció para callarme y abrazarla en el acto—. Perdona haberte pedido que vinieras a esta hora, pero tenía ganas de hablar contigo a solas y Oz duerme profundo. —No importa, yo también necesitaba verte cuanto antes. —Se nota que pudiste dormir. —Bastante, Tiff me obligó y creo que esta vez le daré la razón como nunca —sabía que no debía mentirle, pero no quería que me sacara todavía de aquí. —Trav, de ser posible, quiero que la traigas para las fiestas, sé que no estaremos todos, pero debe tener mi aprobación y la de Livi si quiere ser tu novia —y eso que Jade y Norah todavía no saben o serían las primeras en tomar un vuelo junto a mamá. —¿No es muy pronto? No llevamos ni medio año juntos. —No me importa, tráela, que sepa de una vez a qué se enfrentará. —De acuerdo, pero quiero algo a cambio. —¿Qué? La senté sobre mi regazo admirando sus luceros y como si el silencio hablase, ella acostó su cabeza en mi pecho dándome justo lo que quería, su cariño. —No tienes idea de cuánto te extrañé, hay tanto por decirte. —¿Qué me ocultas, petirrojo? —Algo que hice, aunque me sorprendió que no se dieran cuenta. —¿Hablas del tatuaje? —la separé sorprendido pues no había dicho nada hasta ahora—. Noté la tinta cuando levanté la manta, pero no pude detallarlo. ¿Qué es? —Te gustará, o eso espero —retiré mi camisa y camiseta enseñándole el tatuaje en mi espalda—. Creo que sabrás quién es cada uno —mordió con picardía su labio al devolverle su frase. —Me gusta, pero ¿quiénes son Chlo y Cyan? —Jade y Norah, las hijas de mi tío Isma. —No los conozco, pero he visto muchas fotos de ellos en casa. —¿Tantos años con nosotros y sigues sin conocerlos? —levantó el hombro sin importancia al estar enfocada en el diseño. —A Oz le gustará… —sentí sus dedos recorrer una a una las plumas, así como también repasó el tatuaje que me hice en nombre de mi abuelo y mi madre—, aunque Livi gritará fuerte cuando lo vea. —Lo sé, pero no importa, no me arrepiento —Rag impidió que me vistiese enseguida, parecía distraída en algo y al sentarse en mi regazo cambió su mirar—. ¿Qué ocurre, chiquita? —Oz y yo volveremos a Londres más tarde, todavía quedan muchos pendientes por resolver y no quiero que este problema te alcance —y con eso bastó para disipar mi buen humor. —Rag, no vayas, deja a cargo a alguien, pero no viajen. —Debo hacerlo y sé que Oz no me dejará ir sola. —Entonces iré con ustedes. —No, tú debes quedarte, estas a unos días de terminar este periodo y no puedes fallar en tus estudios. —Chiquita, piénsalo bien, es mejor que te recuperes, podrías incluso… —No te pido permiso ni tu opinión, Travis, solo te aviso para no preocuparte, pero sí o sí partiremos a Londres hoy mismo —con tanta determinación de su parte, no habría manera de convencerla de lo contrario. —Bien, pero al menos pudiste ahorrarte la mentira de mis estudios, porque ambos sabemos que no es el motivo para no dejarme ir —si ella me acorralaría, yo también iría contra ella. —No quiero que salgas lastimado, al menos Oz sabrá actuar, pero tú… —Lo sé, solo seré un estorbo para ustedes —interrumpí fastidiado. —No lo serías —pronunció suave acunando mi rostro—, me ayudarías demasiado, pero no quiero que nada malo te pase —odiaba sentirme así, ni aun siendo un adulto puedo ser funcional para ellos…—. Solo confía en nosotros, todo saldrá bien. —De acuerdo, pero en cuanto termine, viajaré a Londres. —Me dejarías más tranquila si esperas nuestro regreso, así me aseguraré de que estarás fuera de peligro cuando me mueva. —¿Sin negociaciones? —No —exhalé resignado atrayéndola a mi pecho donde no dudó en acostarse rodeando mi torso, mas fue la caricia en mi espalda lo que conseguía calmar mi angustia por ahora—. Confía. —Lo haré, solo mantenme al tanto de la situación y no duden en pedir ayuda, aunque sé que no lo harás. —Tonto petirrojo. Mi padre tiene razón, Rag tiene una forma particular de mostrar afecto al no comprenderlo como los demás y en su caso, lo hace más hermoso en ella. Si bien tuvimos algunas horas más para hacer muchas cosas, nos limitamos a quedarnos abrazados acariciando al otro en silencio, de vez en cuando salía una que otra línea que no impedía darnos cariño, hasta que ella dijo que debía despertar a mi padre, por lo que esta vez la despedida me dio más fuerte al no saber qué ocurriría con ellos al llegar a Londres. —Rayos, lo había olvidado —murmuré al leer el mensaje entrante. —¿Qué pasa? —Tiff me pidió que nos encontrásemos hoy para ayudarla con un trabajo y en la tarde saldríamos, pero supongo que no podré cancelar lo primero si ustedes se van. —Solo por esta vez te dejaré ir con ella, pero no la reconoceré como tu novia todavía —y espero que no lo haga… —Avísame cuando lleguen y cuídense mucho. —Tú también, y gracias por salvarme, Trav. —No podría llamarme médico si te abandonaba —es curioso que todavía me parezca surreal tocarla —… Rag, antes de irme, me gustaría ver a mi padre. —Te dije que estaba dormido. —Lo sé, solo quiero unos minutos con él, no tardaré ni lo despertaré —asintió llevándome de la mano hasta la habitación donde él descansaba profundamente. —Los dejaré a solas. —No hace falta, si quieres puedes acostarte con él —en lo que ella se desvestía, yo me sentaba junto a él acariciando su cabello mientras recordaba los buenos momentos que hemos tenido desde que ella llegó—. Cuídate mucho, papá, no quiero que nada malo te pase, recuerda que todavía tenemos conversaciones pendientes. —¿Estás bien? —asentí pesaroso sujetando su mano. —Prométeme que se cuidarán el uno al otro, Rag, no permitas que nada malo le ocurra y tampoco a ti. —Te lo prometo La abracé siendo por segunda vez sus cicatrices mi consuelo, pues ya no sentía lástima por su maltrecha figura, sino que era lo que más ansiaba proteger para que nadie volviese a herirla aun cuando sabía que eventualmente ocurriría por la vida que llevaba. Al soltarla, fue a mi padre a quien abracé cauteloso de no despertarlo aferrándome de su mano con la esperanza de que mis palabras llegasen a él. —Vuelve a salvo, papá, no permitas que nadie te derrote ni olvides que eres Oz y como patriarca de esta familia, tienes mucho por vivir —no sabía si me había escuchado o alguna de sus voces lo hizo, pero quiero creer que sí por cómo aprisionó mis dedos con los suyos haciéndome muy feliz—. Te quiero, papá, tu petirrojo estará esperándote. Con dificultad, partí de la casa rumbo a la universidad pensando lo peor al no terminar este asunto, pero por primera vez no quería rendirme en mis penas, no podía ser más ese niño que lloraba solitario en una esquina ni el joven perdido que esperaba una mano que lo salvara, si confiaba en Rag, debía confiar por completo y brindarle mi apoyo, así que por ahora le daría tiempo hasta finalizar mis estudios y de continuar esta problemática, viajaría de inmediato a Londres dispuesto a todo por ellos, aunque eso no quiere decir que deba esperar las semanas completas, pues si de algo puedo alardear en silencio, es que soy un Oz y la inteligencia y astucia también está en mí.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR