Gonzalo
En el momento en el que los paramédicos le colocaron un tranquilizante a Allison, esperé hasta que ella se quedará dormida y caminé hacía Greg nuevamente.
No podía sentirme tranquilo, necesitaba al menos una pista que me acercara a la identidad del maldito que perturbó de está manera a mi pequeña hada.
Ella venía avanzando, dándole otra oportunidad a las salidas, a pasar tiempo rodeada de personas. Demonios, sin ir más lejos había aceptado asistir a ese ridículo evento.
Sin embargo, ahora mientras la observaba dormir con su mano bajo su rostro y su otro brazo aferrado a su abdomen , veía que su vulnerabilidad seguía allí intacta y tal vez más fuerte que nunca.
—Así que dime Greg, ¿Cómo era el hombre que vino hoy? —insistí, necesitando algo a lo que aferrarme para encontrar a ese imbécil y dejarle en claro que no volverá a j***r su vida.
—¿No dejaras ese tema verdad?
¿Quién lo dejaría en mi lugar? Nadie en su sano juicio se quedaría tranquilo viendo cómo acosan a su chica, sorprendiéndola sola y trayendo el infierno de regreso a ella.
Ella parecía tan pequeña e indefensa, pero había pasado demasiado y seguía de pie, tal vez de una extraña manera, pero de pie.
—¿Tú qué crees? No puedo estar tranquilo sabiendo que algo pudo sucederle y no sabría a quien buscar. Necesito saber de quién se trata para darle una pequeña advertencia. — junto a una maldita paliza que le enseñara a dejarla en paz.
—Era un hombre un poco más bajo que tú, pero más alto que yo, uno ochenta diría, cabello n***o, bien peinado. Usaba lentes, no tenía barba y usaba un traje. — rascó su cabeza, tratando de recordar algo acerca del tipo, pero no hacía falta porque recordaba a alguien igual.
—¿De qué color eran sus ojos? — pregunté y esperaba escuchar, el color que se repetía en mi cabeza.
—No recuerdo bien, pero creo que eran color marrones. Si, un marrón claro.
Volteé y presioné entre mis dedos pulgar e índice, el puente de mi nariz. Debí imaginar que ese imbécil no la dejaría tranquila y a pesar de que se lo había advertido, no me escuchó.
Lo peor de todo esto es que ese malnacido acosaba a Allison, gracias a qué su hermana y su cuñado trataron de presentárselo.
Él vio que ella estaba conmigo, o eso tratamos de hacerle creer, aunque mi interés en ella era real, nada me importaba más de lo que ella lo hacía. Es por eso que no me rendía, la quería, no solo como amiga, la quería en mí vida y de manera definitiva.
—Por tu expresión creo que ya sabes de quién se trata. — asentí hacía Greg, claro que lo sabía.
—Se trata de un imbécil con el que su hermana trato de emparejarla. Ella se negó en ese momento y al parecer aún no acepta el rechazo.
En cierto modo me sentía culpable. Sí ella había salido, era porque trataba de conseguir algo para asistir conmigo a la fiesta. Por lo que si no hubiera insistido tanto, ella hubiera estado a salvo dentro de su apartamento.
Pero también me molestaba el hecho de que no pudiera salir sin que alguien tratará de atacarla.
Ya suficiente tenía escondiéndose del fantasma del tal Thomas, como para ahora también tener que esconderse de este idiota de Derek.
—¿Crees que volverá a aparecerse?
—No lo dudo, tipos como ese repiten el mismo patrón una y otra vez. Creen que es fácil acercarse a ella porque son mujeres solitarias y siempre siguen una rutina diaria, pero me sorprende porque él sabía que estaba conmigo y que trabajo como policía.
—Tal vez se creyó más inteligente que tú. —el viejo Greg solo se encogió de hombros, sin saber que pensaba exactamente lo mismo que él.
No había otra explicación, el tal Derek, se creía más inteligente. Él pensaría que podía hacer lo que quisiera, a pesar de mis amenazas, las cuales moría por cumplir.
Quería golpearlo hasta que la ira en mí cesará, pero no podía hacerlo sin tener problemas, por lo que para mí desgracia debería quedarme con las ganas, por ahora. Pero en su lugar, podría volver su vida un infierno, siguiendo el mismo juego que él estaba jugando.
También podría acosarlo, seguirlo a la espera de que cometa algún pequeño error que me permita conseguir la razón perfecta para meterlo detrás de las malditas rejas. De hecho esa idea me volvía loco, era lo único dándome la tranquilidad que tanto necesitaba ahora.
—Lo único que sé es que no dejaré que vuelva a acercarse a ella y para eso necesito tu ayuda. No puedo estar aquí las veinticuatro horas, los siete días de la semana como me gustaría, el trabajo me lo impide, pero tú puedes estar atento de no volver a dejarlo entrar.
—No pienso volver a permitirle el ingreso, he visto que es una persona peligrosa, solo basta con mirar a la señorita Müller para comprobarlo.
—Ella estará bien, la cuidaré. —y no mentía, estaba instalándome con ella hasta que se sintiera mejor.
Continué intercambiando palabras con Greg por un rato más, hasta que anunció que debería irse y continuar con el trabajo.
Al quedarme solo con Allison, no tarde en sacar mí teléfono y leer uno de los mensajes de Carol.
*Carol: Solucionamos todo el papeleo. ¿Cómo terminó el problema?
Miré a Allison y respondí sin dudar.
*Gonzalo: Nada bien, tuvieron que aplicarle un calmante, la abordaron en pleno pasillo.
Hablar de Allison con alguien del trabajo era pasar una línea, pero ella me importaba lo suficiente como para cruzarla reiteradas veces.
*Carol: ¿Hicieron la denuncia?
Puufff … Allison odiaba a los policías y evitaría acercarse a la comisaría a como diera lugar, eso sin mencionar que la última vez que denuncio a alguien , usaron dicha denuncia para limpiarse el trasero.
*Gonzalo: No, no se encontraba en condiciones. Luego te lo explicaré.
Apagando el teléfono, me acerqué a Allison y me acosté a su lado.
Una pequeña niña asustada, la cual se refugiaba bajo sus mantas, creyendo que formarían un escudo contra todo mal. Así se veía Allison ahora mismo y odiaba no haber podido evitarlo.