¿Dónde estás? Josie miraba al hombre que estaba sentado frente a ella, con aire sospechoso y severo. Comprendía por qué Lucía se había enamorado. Ese espécimen habría hecho pecar a cualquier mujer. Sus ojos azules helados contrastaban con su piel bronceada, y su cuerpo escultural habría hecho palidecer a cualquier icono de belleza masculina. —Usted dice que no sabe dónde está Lucía —le preguntó Laure, que había acompañado a Vincenzo Caruso a casa de la amiga de su esposa—. Sin embargo, sé de buena fuente que ella la llamó y le pidió dinero. Josie giró la cabeza hacia la abogada que ya conocía y que estaba sentada junto a aquel hombre. —Puede ser, pero eso no significa que sepa dónde está. —Escuche —continuó la jurista en un tono que pretendía ser amenazante—, su amiga está embarazada

