*Semanas después *
Cuando el despertador suena mis ojos ya están abiertos, me levanto sintiéndome tranquila, estiro mi cuerpo un poco y escucho como mis huesos crujen un poco, miro mis manos y mi mirada repara en aquel anillo que me regaló la señora de la tienda extraña, puedo notar que hoy no es color blanco sino mas bien de color ámbar, ya había leído acerca de estos anillos pero nunca creí que funcionaran, tendré que ir a esa tienda a que me explique algunas cosas, me saqué las sabanas de encima y camino a la ducha antes de bajar a desayunar, una ducha siempre me ayudaba a despertar, o a pensar mejor.
Termino de bañarme, no estaba segura de que ropa ponerme hoy, pues hoy asistiría a mi nuevo curso...fotografía
Me decidí en llevar unos jeans de mezclilla y una blusa verde militar de manga larga, me puse unos zapatos sin tacón, me peiné y alise mi cabello, bastante largo, castaño, me rizo las pestañas y aplico algo de rimel en estas y brillo en los labios.
Bajo las escaleras y un delicioso aroma inundó mi nariz, mi mamá estaba cocinando y es extraño ya que casi no lo hacia, sin embargo cuando lo hace le queda delicioso. Desde que llegamos ha pasado mas tiempo conmigo, es raro pero me hace sentir bien.
-Hola mamá, buenos días. -beso su mejilla.
-Hola cariño, siéntate ya esta listo el desayuno.
Mi mamá es buena en la cocina, claro, tuvo que aprender algunas cosas.
-¿No es hoy tu primer día de curso cariño?
-Así es mamá.
-¿Y estas nerviosa?
-Un poco, no es gran cosa, -mentí obvio estaba nerviosa-, además Luisa estará allá y eso me hace sentir tranquila.
Ella asiente tranquila mientras desayunamos.
Luisa y yo nos convertimos en amigas en muy poco tiempo, era como si nos conociéramos desde hace años, ella vive a un lado de donde nosotras y tiene mi edad,
vive con su abuela aunque jamás la he visto, dice que es algo asocial y no le gustan los extraños.
-Ya veo, tú y Luisa ser han acoplado bien, y eso me pone tranquila ahora que tengo que salir por unos días, así no estarás sola.
-Espera... ¿Qué? ¿salir a dónde?
Ella me mira un poco nerviosa y juega con su comida.
-Tengo que ir a los Ángeles cariño, tengo que firmar un contrato para una pasarela, que se llevara acabo allá.
Los Ángeles, memorias de meses atrás me llegaron a la cabeza, Ramses, Meredith, aquellas fotos... sacudí mi cabeza, no quería recordar.
-¿Por qué no me lo dijiste antes?
-No quería molestarte con eso y bueno ya sabes, lo que pasó y yo no quería que tu bueno...
Mi madre trataba de disculparse y no sabía ni como.
-Ya mamá relájate, esta bien no te preocupes ve y haz tu trabajo, sabes que lo entiendo. Ahora me voy no quiero llegar tarde, Además quiero estar en primera fila.
-¿Y por qué? claro si puedo saber.
-Luisa dice que el profesor es guapísimo y que es soltero y que bla,bla,bla, quiero ver si es verdad.
-Ay niñas locas, cuídate y no llegues tarde.
Le doy un beso a mi madre y salgo a toda prisa de ahí, aunque quiera negarlo aún me afecta escuchar sobre ese lugar, el lugar que me vio crecer y el que me vio romperme, ese lugar al que quizás nunca regresaré.
Luisa ya me estaba esperando afuera nos saludamos con un abrazo de esos que se les da a la gente que hace años no veías.
-Tenemos que llegar rápido lenta, mi abuela puede caminar mejor que tú.
Pongo los ojos en blanco, ella siempre dice lo mismo.
-Disimula un poco tu ansiedad. Vamos.
Caminamos hasta el estudio que quedaba a unas cuantas cuadras de ahí.
Luisa y yo vamos riendo y hablando de cosas sin importancia, llegamos hasta el lugar en donde se impartirán las clases, aún no se ve nadie, Luisa hablaba en serio cuando dijo que quería ser la primera.
-Creo que llegamos algo temprano ¿no crees? -señalo al ver que somos las únicas.
-No, además espera a que lleguen todas las niñas que se juntan, andan detrás del profesor. Lo que ellas no saben es que es mío.
No pude evitar reír y Luisa me dio una mirada asesina.
-¿Qué es gracioso? -cuestiona en tono serio.
-Nada Luisa sólo que te ves graciosa sintiendo celos.
-No seas boba Alexa, no son celos pero vaya que ver a un montón de adolescentes hormonales perdiéndose el respeto, es deprimente amiga.
-Bueno eso si, ¿entonces entramos?
-Adelante, les demostraremos a todas esas niñas a que venimos.
-¡A ver al profesor! -fingí gritar emocionada.
-¡No! bueno si, pero también a que vean que Alexa Vitalli, y Luisa Maldoní son las mejores fotógrafas de todo Venecia.
-Si amiga, las mejores.
-Espera aquí, iré a buscar nuestros registros de curso. -señala en cuanto entramos al estudio.
Asiento y en cuanto mis ojos la pierden de vista me sentí incómoda. No me gusta estar sola en un lugar que no conozco, aún siento que la agente me observa. Apenas Luisa me dejó y sentí como un escalofrío recorrío por toda mi espalda, por un momento me quede inmóvil tratando de tranquilizarme, respiré un poco, estoy a nada de salir corriendo de ahí cuando siento que algo choca contra mi, o yo contra él, no puedo evitar caer y por más que él se esforzó tampoco pudo detener mi caída.
-¿Estas bien? Lo siento yo no te vi, déjame ayudarte.
Él me extiende su mano, yo solo puedo verlo desde abajo, tiene ojos lindos, cabello alborotado, tiene un cuerpo trabajado lo cual me da el indicio de que va al gimnasio, tomo su mano cuando me sonríe y la mueve de un lado al otro llamando mi atención.
Me incorporo con algo de pena y doy un paso hacia atrás para admirar al hombre que me ha dejado sin habla, veo que mueve los labios pero no escucho absolutamente nada, con la mirada recorro su abdomen deseando que no lleve puesta esa camisa, no puedo evitarlo, no sé que me ocurre, me siento un clon de mi mejor amiga.
-¿Quieres que llame al médico? niego con la cabeza incapaz de articular palabra.
¡Oh por dios! que vergüenza .
-Me llamo Sebastián Marcel y lamento el incidente, realmente necesito que me hables por que me estas preocupando. -se rasca el cuelo visiblemente apenado.
-Alexa Vitalli. -digo por fin y suspira aliviado.
Cuando tomé su mano, mi cuerpo se estremeció.
-Un gusto Alexa Vitalli.
-Alexa, dime Alexa.
-Bien Alexa, ahora que tengo tu atención dime ¿estás bien?
-Si yo... lo siento no te vi, lo que pasa es que mi amiga... se fue... y luego y-yo me distraje y, -hago una pausa mirando nuestras manos-, ¿Sebastián?
-Sí, Alexa.
-¿Me devolverías mi mano?
-Oh Alexa discúlpame yo... este bueno... tú, -aclaró su garganta-, no me dí cuenta.
-Bueno me voy, un gusto Sebastian.
-Un gusto Alexa.
Camino a no sé donde para encontrar Luisa.
*Sebastián*
Ya iba tarde para dar el curso al que mi querido amigo no pudo llegar, sólo porque soy un profesional porque sino lo dejo botado, entro rápidamente al estudio maldiciendo por lo bajo al no haber venido preparado, metido en mis pensamientos con la vista puesta en el móvil, siento como mi cuerpo chocaba contra alguien, mis reflejos son un asco así que por más que me esforcé ella terminó en el suelo. La intenté ayudar pero ella no me hablaba, no se movía, empecé a preocuparme. Ella solo me siguió observando como si no hubiese visto a un hombre antes, agite mi mano frente a sus ojos y sonreí, esos ojos cafés me miraron por fin, esa carita de ángel estaba ruborizada, esos labios que si no fuera una extraña ya se los habría devorado a besos.
-¿Estas bien? -le volví a preguntar y seguía sin hablar-. Me llamo Sebastián Marcel y lamento el incidente, realmente necesito que me hables por que me estas preocupando. -rasco mi cuello sintiendo los nervios aumentar.
-Alexa Vitalli.
-Un gusto, Alexa Vitalli.
-Alexa, dime Alexa.
-Bien Alexa, ahora que tengo tu atención podrías decirme ¿si estas bien?
Rápidamente empezó a disculparse algo nerviosa, cuando dijo mi nombre se escuchaba jodidamente sensual, rápido le conteste todo embobado.
-Si Alexa.
-¿Me devolverías mi mano?
¡¡Mierda!! era tan suave su toque que no me dí cuenta que aun sostenía su mano, empecé a disculparme como idiota, estaba muy nervioso, nadie me ponía nervioso hace tiempo.
-Oh Alexa discúlpame yo... este bueno... tú, -aclaro mi garganta visiblemente incomodo-, no me dí cuenta.
-Bueno, me voy, un gusto Sebastián.
-Un gusto Alexa.
Vi como se iba y solté un suspiro, esa mujer es hermosa.