Al día siguiente Un exquisito aroma a café invade mis sentidos haciendo que deba abrir los ojos un tanto desorientada y al recorrer la habitación con la mirada, lo veo a él con ese pantalón de pijama que tan sensualmente se ajusta a sus caderas, y sosteniendo una bandeja que por lo que puedo entrever, tiene nuestro desayuno. —Buenos días hermosa —me dice mientras cuidadosamente deja la bandeja sobre la cama y después se sube hasta sentarse a mi lado. —Buenos días, pero ¿Qué hora es? —pregunto sentándome y le doy un corto beso. —10:30 am —me responde y no entiendo como pude dormir tanto. —¿Qué? Pero, si yo nunca duermo hasta tan tarde —me quejo y por algún motivo él ríe. —Mi amor, nos hemos ido a dormir súper tarde. Estamos de vacaciones, no tienes que estar al pendiente de nada… est