10 días después Después de días interminables en la oficina intentando dejar todo en orden mientras yo no este, finalmente llego el momento que Álvaro y yo estábamos esperando con ansias. Tal vez esto se deba a que la casa ya nos quedaba pequeña para convertirse en nuestra cómplice de arranques de pasión y besos por doquier. No estoy segura si nos estuvimos tomando la tarea de concebir a un bebé muy en serio, o es que simplemente hay algo entre los dos que no podemos resistir y nos lleva a arrancarnos la ropa y disfrutarnos mutuamente. Sea lo que sea, solo tengo la certeza de que ahora él está aquí a mi lado en este avión y que cada día lo quiero más como hombre, porque como persona ya lo adoraba. —Te ves feliz —comenta y me mira abrazada a su brazo haciéndome sonreír. —Estoy feliz