Había resistido con mucho orgullo hasta las tres de la tarde, hora en que se me había ocurrido sugerirle a Arthur que tomáramos el té en el jardín, justo en el lugar donde habíamos dicho nuestros votos, ya que intuí que posiblemente, él cedería a decirme la verdad si recordaba nuestros votos: "En la salud y en la enfermedad. En las penas y en las alegrías" Por supuesto noté que nadie se había alegrado con mi sugerencia, porque tanto la señora Martha como Kate combatieron miradas llenas de complicidad, solo que ninguna se atrevió a decir una palabra, así que supuse que Arthur había tenido que portarse muy severo con ellas para que ninguna se atreviera a desobedecerlo, pero seguro que llevármelo al jardín traería complicaciones. —Nunca salimos al jardín a tomar el té—expuso Arthur con una