Promesa

1034 Palabras

Eran cerca de las once de la noche, Arthur ya estaba fuera de peligro, pero bastante sedado y aun así, luego de despertar, pidió verme. Por supuesto, los médicos insistieron en que debia descansar toda la noche antes de ver a alguien de su familia; sin embargo, Arthur, siendo como era, insistió al punto de que los médicos se vieron forzados a ceder y permitirme el paso, solo para tranquilizar a mi esposo. Tuve que ponerme una bata quirúrgica, un gorro, cubrebocas y cubrir mis zapatos para evitar llevar alguna bacteria a terapia intensiva, que era una zona bastante cuidada vigilada. Entre a su habitación y entonces lo vi, recostado con los ojos cerrados, como si estuviera dormido, pero al momento de acercarme, él abrió sus parpados para mirarme y dirigirme una mirada avergonzada. —Debiste

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