—¿Qué..?—se escucho un murmullo, apenas un quejido perceptible. Yo no podía ver que era lo que sucedía en la habitación, pero algo me dijo que aquella voz ronca y débil, le pertenecía a Arthur—¿Q-que...haces...? —¡Arthur!—expresó la voz de su madre, quien por primera vez demostró otra emoción además de la soberbia y arrogancia qué la caracterizaba. Ansiosa por saber que ocurría en aquella habitación, me anime a abrir la puerta, apenas una abertura pequeña donde pudiera espiar qué sucedía en la habitación. Por supuesto, al principio lo dude porque temía qué me descubrieran por mi curiosidad, pero después de todo estaba ahí para saber de Arthur y sobre todo para hablar con él sobre las cosas que teníamos pendientes, sobre aquella carta y también sobre la verdad de mi embarazo, él merecía s