—¿En qué?—lo escuche musitar, pero no supe qué pensar sobre su expresión, no parecía estar enfadado o indignado, solo mostraba cansancio y tal vez en cierta forma eso era peor, porque me daba a entender que ya ni siquiera tenía fuerzas para demostrar algo en su expresión o incluso en sus ojos, ya no brillaban como antes.
—En lo que dije en la audiencia—admití muy a mi pesar cuando Arthur finalmente pudo alcanzar el dorso de mi mano, sus dedos debilitados acariciaron mi piel, pero incluso ese movimiento se sintió débil y sin fuerzas, lo que causo que otro par de lágrimas se me escaparan y se deslizaran por mis mejillas, no quería llorar, no quería que Arthur me viera de esa forma tan deprimente, pero tampoco podía reír y fingir que él estaría bien como lo había dicho en su carta. Fingir qu
