—¿Qué es lo que sucede aquí?—de pronto pronuncio una voz masculina, una que uso un tono severo tan fuerte y firme como para dar un salto del susto. Al buscar de donde provenía aquella voz, note la presencia de un hombre parado sobre el marco de la puerta de la habitación de Arthur.
Su cabello era de un tono rubio cenizo, además el color de sus ojos era verde esmeralda, tenía un hermoso rostro, uno que me recordaba mucho al de Arthur de cuando aún tenía energía y vitalidad, pero aquella apariencia atractiva era opacada por un par de lentes que estaban situados frente a sus ojos, pero además de eso, había algo más que hacía lucir aquel rostro muy diferente del de mi esposo, su expresión.
Ese hombre no solo me miraba con desprecio como si yo no fuera más que mierda en su zapato y la cual ac
