Y esa noche lo hicimos muchas veces, tantas veces que deje de contar y recordar las posiciones. Lo hicimos en la alcoba, en la mayor parte de ella, en el closet e incluso en el pasillo. ¿Cómo llegamos ahí? Ya ni siquiera lo recuerdo, pero hacerlo de pie fue otro tipo de experiencia, otro tipo de sensación. Arthur inauguró toda la casa conmigo a su lado y debo admitir que aquella experiencia la recordaría toda mi vida. No sabia que un hombre podía eyacular tantas veces y mucho menos que alguien que estaba en un tratamiento experimental, tendría tanta fuerza y voluntad para tener sexo sin descanso y hasta que el sol comenzó a asomarse en el horizonte. Tampoco tenía idea de que había otra forma de hacerlo, que habría otra cavidad ademas de mi boca y mi v****a para hacer el amor. —¿Anal?—cu