No hubo sangrado, ni tampoco ningún otro tipo de molestia, me sentía perfectamente bien, aunque siendo sincera quería quedarme en casa y descansar otros días más para estar segura de que la implantación había sido todo un éxito; sin embargo, no había forma de engañar a la señora Martha, a Kate o a Arthur. Debía seguir con mi rutina diaria y rogar interiormente, que todo estuviera bien. Muy temprano por la mañana, salí rumbo al hospital, junto con la señora Martha, ella se había tranquilizado luego de hablar las dos por un largo rato sobre cosas que me preocupaban y que no había podido compartir con nadie o al menos, eso pensé, ya que la señora Martha parecía estar bastante preocupada y no solo por Arthur, que había sido técnicamente como un hijo para ella, sino que después de todo lo que