El sol se asoma por la ventana bañando nuestra piel desnuda aún en la cama. Anoche, después de entregarme a Caleb, no hubo fuerza ni poder que pudiera detenernos. Nos amamos toda la noche, nos besamos, nos acariciamos, hicimos el amor no una sino las veces que nuestro cuerpo pudo aguantar. Y justo ahora estamos terminando lo que para mí fue la mejor noche de mi vida. —Por favor no me despiertes si estoy soñando. –me pide acariciando mi mejilla. —No es un sueño, es tan real como tú y yo. —No te arrepientas de esto por favor linda. —Jamás podría. Todo fue como siempre soñe que sería. —¿Pensabas en esto muy a menudo? –pregunta y yo casi me quiero morder la lengua por indiscreta —Me refiero a antes de todo esto de la boda. Pero no importa, ahora solo quiero pensar en esto, en lo