El beso se alarga, ninguno de los dos es capaz de alejarse del otro. En este momento no hay culpa, no hay miedo, ni siquiera me importa si se entera de lo que está pasando. Solo hay un pensamiento que atraviesa mi mente en este momento y es el de hacer que Caleb olvide todo lo malo que Maya le dijo. Que borre cada herida causada por sus palabras, que deje de pensar que no es suficiente. Que deje de sentir que soy ella. —Buenas noches. –interrumpe la voz de Alison. Yo me separo de golpe y la miro, ella me mira ocultando una sonrisa complacida. Ahora toda esa vergüenza y culpa me embarga porque ella no debía enterarse de esta manera lo que siento por su hijo. —¡Mamá! ¿Qué haces aquí? ¿Está todo bien? —Sí cariño, la abuela decidió venir a casa y que cuidara de ustedes dos. Lo que ell