Mi Sugar. —¿Estás ocupado? —inquiero al entrar a la oficina de mí padre qué se sorprende al verme. —¡Helena! ¿Qué haces aquí? —espeta poniéndose en pie. —Bueno, hasta donde sé, aquí trabajo—, murmuro y me acerco a este para saludarlo. Preferí que estos no fueran a verme a la villa Di Sante, era lo más sensato, así que hemos estado en comunicación por videollamadas. —Hoy me siento mejor y decidí regresar, estaré hasta después de la comida, pero necesito estar al tanto del proyecto—. Este asiente mientras regresa a su silla. —¿Qué tal todo con Di Sante? —Eh… Bien, estamos intentando llevar un matrimonio amistoso—. «Bueno, creo que lo de esta mañana fue más que amistoso». Pero él no necesita enterarse de eso. —Es muy pronto para saberlo, pero creo que está funcionando. «Más o menos».