Encontrar sin buscar. Cuando todos se han ido, decido caminar por el jardín, y despejar la mente. Desde la distancia aún puedo ver cómo los del catering recogen todo y el equipo de la organizadora levanta las mesas. Avanzo por el jardín y el laberinto llama mi atención, el lugar aún está un poco alumbrado, pero es evidente que dentro de nada va a volver a su estado normal. Los recuerdos de lo ocurrido más temprano vienen a mi cabeza mientras me ajusto el suéter de cachemira. Lo que sucedió con Eva era algo que ya se veía venir; sin embargo, sus palabras me dejaron pensando. Estoy tan sumida en mis pensamientos que apenas me doy cuenta de que hay dos personas susurrando. Frunzo el ceño y avanzo con cautela, miro por encima de mi hombro para cerciorarme de que no haya nadie cerca. La últi