He regresado a Madrid. No sé si Dante siga viviendo aquí, voy al lugar donde era antes su casa. Encuentro a Catalina, su hermana.
—¿Eres tú? —me abraza. Estoy feliz de verle.
—Sí. Has crecido mucho. —nos sentamos en la sala de estar. —Creía que no seguían viviendo aquí.
Me da una mirada confusa. —Solo vivo yo, ya que aún no termino el curso. Dante se mudó a Boston ¿No te lo dijo? —mis mejillas se ruborizan. Entonces entiende. —No han tenido contacto ¿verdad?
—No. De hecho, desde que me fui a México, casi no hablamos. Perdimos contacto, por eso he venido a verle para hablar con él.
—Lamento que haya pasado de esta forma. Ustedes estaban tan bien. —tuve la culpa. Pero no me arrepiento. —De hecho, él viene dos veces al mes a verme. Le diré que estuviste aquí. —me levanto para irme.
