—Es la casa de Francisco, un modelo australiano. Me lo he cruzado un par de veces en los desfiles de moda. Estaremos bien.
—¿Tenía que haberme preocupado?
—No. Pero por si al caso.
—Solo dame un trago, necesito más alcohol.
Me lleva a la barra libre, y la fiesta para mí acaba de comenzar.
—Han venido. —Elisa se aparece con su novio Dante, están tomados de la mano, me giro hacia el barman para pedir otro trago. De esa forma apagará el dolor.
—No teníamos nada que hacer, de todas formas —dice Judas. —Salud, por la vida —todos chocamos los vasos.
—Vamos a bailar, —me dirijo a mi amigo.
—Encantado.
Me llevo a la pista a mi amigo, y la música de fondo es sexy y suave, lo cual me hace desenterrar esos pasos que se acoplan al momento. Mi cuerpo se frota con el suyo, mis manos est
