Si hubiera tenido un cuchillo en mis manos, sin duda se lo hubiera lanzado al idiota de mi jefe, que bueno que solo eran un par de hojas. Por otro lado, la sonrisa de mi jefe se borró, tensó la mandíbula y se puso de pie, estiró un poco su cuello algo incómodo y levantó las hojas del suelo. —Sal, ahora— Ordenó con seriedad mientras me entregaba las hojas, yo las tomé apresuradamente y salí de aquel lugar con los nervios hechos un lio. Un día de estos me iba a dar algo…. —Ari, ven conmigo ahora— dijo el secretario Suk mientras se dirigía a la oficina del jefe. Yo rodé los ojos muy fastidiada, acababa de salir de ahí, ¿Ahora que pasaba?, seguí a Suk y apenas entró, se acercó al señor Kang a toda velocidad. —Ya se han enterado los medios— dijo Suk Chul y le enseñó su teléfono al señor K