“Entonces la tomé del brazo y le dije a los ojos ¿me amas o no? Y ella simplemente lloró, lo hizo con fuerza y eso me dio más coraje ¿cómo era posible que no me pudiera responder? Así que la tomé la eché sobre la cama y le rasgué el vestido y…” Cerró el diario ¿Cuántas atrocidades podría hacer un hombre en su vida para caer en la locura? ¿Habría parado o seguía? ¿Qué más se podría encontrar en los otros diarios? Leo había pasado la mañana en su taller leyendo el diario de Henry Del Moral y sólo rogaba porque no se volviera loco al igual que él después de todo lo que había leído. Estaba loco, loco de atar y no sabía como él podría llevar a cabo la siguiente parte del plan. Dejó el diario al lado y se puso de pie. Subió al techo del departamento y se quedó ahí, observando la ciuda