Leo cayó hacia el suelo y sintiendo como la sangre comenzaba a brotar de la nariz. ―¡Qué demonios haces! ― gritó Leo enojado mientras se ponía de pie. ―¡Qué demonios haces tú! ― responde ― ¿Crees que te vas a salir con la tuya? ― preguntó enojado. Leo pudo ver como los labios le temblaban, posiblemente Henry estaba ya un poco bebido. Cerraba las manos con fuerza mientras lo veía. Leo echó un vistazo debajo de la cama y vio que el diario seguía perfectamente escondido. Se puso de pie ―¿De qué hablas Henry? ¿Me puedes explicar? ― ―Sí, te voy a explicar― dice enojado ― Quiero que me expliques de una vez por todas porque te estás acostando con mi mujer ― dijo firme. Al chico se le heló el cuerpo. Pensó que por un momento el reclamo sería por lo del diario pero nunca se imaginó que se