Liona tiene un presentimiento extraño cuando ve a su madre tan sonriente y sin la compañía de la princesa Keisha, de la que prácticamente no se separa por un momento. ¿Estarán planeando algo estas dos? ¿Dónde estará Keisha? ¿El rey la habrá mandado llamar? Eso es imposible, él dijo que quería estar solo. De solicitarla, ella se hubiese enterado por las sirvientas encargadas de los aseos y en ningún momento la vio en los baños.
Va hasta la habitación real, pero el guardia coloca la jabalina en la puerta para impedir su paso.
—Vengo a preguntar al rey si necesita que la sirvan la cena en sus aposentos —dice ella, pero el guardia no se inmuta ante su explicación.
—El rey Artur se encuentra con su visita y no puede ser interrumpido.
—¿Con su visita? Eso es imposible, él no me avisó que est
