El humo y las llamas son visibles desde muy lejos. Los gritos de pavor de las últimas personas que aún se resisten a abandonar el reino hacen eco por todo el sitio. Hay soldados por donde se mire, caballos, animales domésticos corriendo despavoridos para salvar sus vidas, familias enteras abrazadas esperando el designio de la princesa. —¿Lo hallaron? —pregunta Eloise con la vista fija en la gran llamarada frente a ella. El histórico palacio de Zenfanya arde ante sus ojos, el legado de sus ancestros convirtiéndose en cenizas poco a poco, pero a ella no la inmuta para nada. Se prometió ser fuerte, más fuerte que todos y no tendrá contemplaciones con sus enemigos. Este es solo el primero de todos, porque pronto irá por los demás. —Algunos habitantes lo vieron escapar en un caballo junto con

