—¿Es usted la sirvienta de la princesa Keisha? —La pregunta de Fidelma sobresalta a Andora quien se encuentra atareada con algunas cosas en la cocina. Ella inmediatamente aparta una silla que se encuentra al paso de la anciana para que pueda pasar.
—Veo que mi pregunta la tomó desprevenida —agrega cuando Andora no contesta a su pregunta.
—Lo era cuando vine a este reino y durante dieciocho años desde el día que nació. Ahora ni siquiera estoy segura de que sigue viva.
Fidelma nota la tristeza en la voz de Andora. Imagina su desazón y lo toma como propio, ya que su angustia por la princesa Morgana también la embarga.
—Sigue viva —La afirmación de Fidelma detiene a Andora de su tarea para mirarla.
—¿Cómo es eso posible? ¿Cómo lo sabe, señora? ¿Usted la vio? —La sirvienta limpia sus manos
