Parte 2- Capítulo 8

1779 Palabras
[Adela]  Después de la plática con Han supe que todo lo que vendría estaría bien, y que con la ayuda de él y de Gael podría no sólo averiguar quien era la persona que me perseguía, si no también, deshacerme de él para que saliera de mi vida definitivamente y jamás me volviera a hacer daño.  Así que decidí que era momento de tomar cartas en el asunto y hacer algo por mi misma, algo que me ayudaría no sólo a defenderme, si no a defender a mis hijas, tomar clases de defensa personal con Han, hacer un plan y sobre todo regresar a el estado de tranquilidad que tenía antes de que todo esto sucediera.  —Durante todo este tiempo Adela, haz estado alerta pero no preparada — me dice Han mientras corremos por la acera — no sirve de nada que lo estés, si cuando ésta persona llega frente a ti no sabes como defenderte ¿me comprendes? — —Sí— repito casi sin aliento.  —Debes estar tanto alerta como preparada. Ver que pasa a tu alrededor y no dejar que el miedo de invada cegándote por completo.— —Sí — vuelvo a repetir y paro de correr.  Hace mucho que no corría así. Debo confesar que desde que tengo a las niñas mis ejercicios han sido leves, pero ahora, parece que Han está decidió a despertar a la guerrera que hay en mi y me ha puesto este tipo de entrenamiento que sé que será riguroso aunque no de qué forma.  —Correr es lo primero que uno hace cuando se siente en peligro, la adrenalina ayuda a alcanzar velocidad increíbles y a escapar de inmediato, pero después de que ésta baja y se va terminando, el cansancio pega de golpe  haciendo que tus movimientos sean lentos Adela, así que… debes prepararte para hacerlo pero sin llegar a cansarte.— —Lo sé, lo sé — digo tratando de recuperar el aliento.  —¿En verdad lo sabes? —me pregunta.  —Sí, he tenido entrenamientos así para mis películas.— —Pero no es lo mismo. En las películas todo está orquestado y coreografiado, pero en la vida real, no se sabe qué pasará, si terminara bien o mal.— Me paro de pronto y siento como mi corazón late agitado tratando de recobrar el aliento. Volteo a verlo. Han es impresionante como hombre, no lo digo porque sea guapo, si no que su estructura de cuerpo le ayuda mucho ya que es alto y fornido.  —Simulemos que yo soy la persona que te acosa — dice sin más.  Él me observa a los ojos y me da la señal que debo empezar a correr.  —¿Ahora? — pregunto.  —Ahora… corre.—  Entonces me  enderezo y comienzo a correr alejándome de Han. Volteo a verle y veo que está aún parado donde lo dejé, de pronto siento un fuerte golpe en la cabeza y caigo el suelo.  Cuando me recupero dirijo mi mirada hacia el frente y veo un poste de luz.  —¡Mierda! — grito enojada.  Han se acerca a mi y me da un pañuelo de tela que traía en la bolsa de su pantalón de deportes —¿estás bien? — me pregunta.  —Sí, gracias — digo llena de coraje —¿por qué no me avistaste que había un poste de luz? — le pregunto.  —Porque la persona que te acosa no te avisará, recuerda que él quiere atraparte, cualquier cosa que esté a su favor le servirá.—  Me limpio la sangre que sale de mi labio y muevo la cabeza negando — este hombre me atrapará, estoy segura.— —¡No! — me dice firme Han — si piensas eso lo hará y todo lo que te estoy enseñando no tendrá valor. Piensa sí, me atrapará ,pero yo sabré que hacer y como defenderme, debes empezar a cambiar tu forma de pensar eso es lo principal. Ten mentalidad ganadora, no te victimices, si sigues pensando en que él te hará daño todo lo que hacemos será en vano. Además recuerdo, Ahora estamos solos pero si vas corriendo con tus hijas tendrás que pensar en ellas ¿de acuerdo?  —De acuerdo.  Me toma de la mano y me ayuda a levantarme — cuando corras Adela, no mires atrás.— —Pero como sabré si se acerca — digo temerosa.  —Lo hará, si corre más rápido que tú, sin duda lo hará, pero tú tienes que estar preparada para recibirlo ¿me entiendes? — —De acuerdo. Recibirlo — repito.  —Vas a correr para tener tiempo de hacer algo, no por pánico. Si corres por lo segundo quién acabará perdiendo eres tú, así que debes siempre correr para ganar tiempo y pensar que hacer, no donde huir.— —Perfecto — respondo.  —Corre de frente y observa no dejes que el miedo o la expectativa te ganen. Fíjate bien qué está a tu alrededor, que puedes usar y que no ¿entendido? — —Lo haré, si.— —Ahora corre.— Empiezo a correr de nuevo esta vez fijándome en lo que hay delante de mi, no sé si Han viene detrás pero lo hago alejándome lo más posible de él. De pronto siento su mano en mi cabello, como lo jala y me tira hacia atrás azotándome contra el suelo y poniéndose encima de mi como si me fuera a hacer algo. Un fuerte dolor me viene en la espalda y comienzo a llorar rindiéndome de inmediato.  —¡No! — me dice firme — no llores, continua concentrada y luchando—  me toma de las muñecas —en esta posición puedo hacer lo que quiera contigo, no debes dejar eso.— —Dijiste que corriera— digo tratando de tranquilizarme. —Te dije qué pensarás que podrías hacer, no que corrieras por correr. Había millones de cosas que podías hacer para detenerme.— —¿Cómo qué? —  Me siento sobre la acera y él me enseña — perdile ayuda a los autos que van pasando.— —¿Qué? —  —Sí, te lanzas en frente del carro para llamar su atención, este acosador te quiere hacer daño a ti no a las personas que te ayudan.— —Pero ¡me atropellarán! — digo enojada.  —Sí, pero qué prefieres, eso ¿o qué la persona que te quiere hacer daño te atrape? — De nuevo siento ese presión en el pecho y comienzo a llorar desesperada, el dolor en la espalda es fuerte y aunque sé que es superficial no puedo evitar no sentirlo. Han se pone a mi altura y me ve a los ojos — respira Adela, lo siento si te hablo así de duro pero es verdad lo que te digo. Estás en una situación de vida o muerte y se deben tomar decisiones trágicas, tal vez no te agraden, pero a veces son la única solución.  —Lo sé, lo sé… — y él me abraza.  —Duele, lo sé, pero este dolor será mínimo a comparación del que tú le harás a él. Debes mentalizarte para que éste no te invada y te frene… ahora levántate.— —¿Qué? — digo tratando de tomar aire porque siento que no puedo respirar.  —Levante y corre, piensa, no nos iremos de aquí hasta que no me hagas al menos algo para defenderte.— Sin aire y sintiendo el dolor sobre mi espalda me levanto como puedo y comienzo a correr sin mirar atrás. Ahora si puedo sentir que Han me persigue sin piedad, lo hace de una manera tan creíble que siento que en verdad estoy en peligro.  —La persona que te quiere hacer daño está detrás de ti Adela, te quiere tomar y llevarte a un lugar para hacerte lo que quiera — me grita desde atrás — volverá a tratar de abusar de ti y luego irá con tus hijas y les hará daño — continúa.  —¡Cállate! — le grito tratando de concentrarme — ¡Cállate!— —Eres débil Adela Carasusan, eres muy débil y él lo sabe, y se aprovecha de eso.—  —¡No lo soy! — le grito y siento como comienzo a cansarme y aún no sé que hacer.  —Si no me haces algo, todos los días de tu vida te acosaré y jamás volverás a dormir tranquila.— «Concentrate adela» me digo a mi misma mientras veo todo lo que está a mi alrededor «deshaceste de él ¡Hazlo ya!»  Entonces siento como el cuerpo de Han se va acercando poco a poco a mi y de pronto veo las sillas de una cafetería y sin dudarlo tomo una con todas mis fuerzas y la aviento hacia él. La silla le da directamente en el pecho y se rompe, provocando que él se caiga en sobre la acera.  Desconocía esa fuerza en mi y por un momento me siento poderosa. Me paro de inmediato al verlo tirado y sonrío. Él se recupera y al verme sonríe y de pronto un sentimiento de orgullo me invade.  —¡Bien! — me dice recuperando el aliento, pero la próxima vez sigue, no te pares, recuerda, es ganar tiempo, no huir.— Han se pone de pie y ve la playera que esta rota — te la paso por hoy Adela Carasusan — me dice entre risas.  El dueño  de la cafetería, un joven de de unos veintitantos, sale y ve la silla rota — no te preocupes, yo la pagaré — le tranquilizo.  —Pero, ¡si eres Adela Carasusan! — expresa feliz — tú puedes romper todas las sillas que desees.— —Gracias—contesto entre risas.  Han se acerca a mi y me ve a los ojos — punto número dos Adela, siempre alerta.— —¿Qué? —  Y en eso siento una mano en el cabello y de nuevo vuelvo a azotar sobre el suelo sintiendo ese dolor de espalda que ahora es menor.  —¡Mierda! — grito sin más y al abrir los ojos veo a Gael atrás de mi.— —¿Cómo llegaste aquí? — le pregunto.  —Han me pidió que le ayudara, ya que  sospecha que son dos acosadores y no uno, así que para que tu aprendizaje sea mejor, le echaré la mano.— Me vuelvo a levantar y siento el dolor en el  músculo — eso me dejará un morado mañana — les digo.  —¿por qué sospechas que son dos? — le pregunto a Han y él sonríe.  —Siempre hay que sospechar de todo Adela, siempre.. — respira — es todo por hoy. Pero mañana volveremos y después el día que le sigue y así hasta que todo este miedo que tienes en las venas desaparezca.— —Gracias — le digo tranquila y sintiendo esa sensación de orgullo y satisfacción por todo mi cuerpo.  —Agradéceme cuando salgas viva de esto — responde — ahora, sólo son simulaciones, pero en el momento de la verdad sabrás si agradecerme o no.— Han se aleja y nos deja a Gael y a mi parados sobre la acera — ¿estás bien? — me pregunta.  —Muy bien, mejor que nunca — contestó y luego camino hacia la casa.   
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