[Adela]
(1 semana después)
Un avión privado, dos nenas, un niñero protector, Gael y yo. A esto se resume este fin de mes el cual terminó de la mejor manera posible ya que un acosador que, desde hace más de 1 año está atrás de mi, ahora ha regresado con más fuerza quitándome completamente el sueño y la tranquilidad.
Me he negado a tomar tranquilizantes ya que debo estar alerta por las nenas, además de que tengo que darles pecho, así que la respiración, la meditación y la yoga me han mantenido un poco tranquila. Gael me asegura que ya en España todo estará mejor y que el tiempo que pasaremos allá me ayudará para relajarme.
Por ahora con Han va todo bien, es bastante ordenado y cariñoso con las nenas que poco a poco se acostumbran a él. Debo admitir que la idea de Gael ha sido buena y que ahora tenemos un poco más de libertad y tranquilidad al hacer las cosas, pero siempre sigo alerta, siempre, al grado de que a veces me es imposible dormir.
—¿Has viajado a España? — le pregunto a Han que viene sentado a mi lado mientras Gael está en una videollamada.
—Nunca, es la primera vez, estoy muy emocionado— y sonríe.
—Es la primera vez para Sara y Elena también, así que serán tres emocionados — y sonrío.
—¿Cómo se siente usted? — me pregunta.
—Supongo que normal— contesto sin ganas — ya no sé cuál es mi estado “feliz" desde hace mucho— digo con una melancolía desconocida.
—Y ¿cuándo nacieron sus hijas? ¿No se sintió así?—
—Fue alegría mezclada con terror ¿sabes? Dos nenas al mismo tiempo, saber que casi las perdía, el posible peligro de que vivirán aterrada por alguien ajeno a ellas a veces opaca este milagro de vida. Me he puesto a pensar que todo mi estrés hace que posiblemente Sara sea así por mi culpa y a veces me pregunto si eso le afectará cuándo crezca — le confieso.
—Sara estará bien, es fuerte como usted, no debe sentirse culpable. Además su esposo y usted la cuidarán y estará siempre amada, su hermana también.—
Hago un pequeño ruido riéndome y él me ve — ¿dije algo malo? — pregunta.
—Gael no es mi esposo desde hace meses atrás — le digo.
—Pues entonces la sigue amando porque un hombre que ya no quiere estar con su esposa no hace todo esto.—
— Yo también lo amo, de eso no hay duda, lo único que nuestro matrimonio empezó mal, terminó peor y ahora, bueno... ¿Qué te puedo decir?.—
— Ningún matrimonio es perfecto Señora Carasusan y no sé que pasó entre los dos, pero la forma en como la ve y la protege dice mucho más que un papel o un anillo en el dedo, ¿no cree?—
— ¿A caso eres psicólogo? — le pregunto y él ríe.
— No, pero sé detectar a una buena persona cuando la veo, y Gael es una de ellas, que la ama y está dispuesto a todo por ustedes.—
— ¿Gael te pagó por decirme eso? — le bromeo y él se ríe.
— No, pero si me hubiera pagado le hubiera salido caro, ahora mejor duerma un poco señora, yo veo a las niñas.—
Han voltea y le hace caras a Elena que comienza a sonreír — ¿Quién no se quiere dormir eh? — le dice contento.
— Gracias Han — le digo tranquila.
— De nada señora Carasusan — toma uno de los conejitos tejidos que les regaló su papá y comienza a jugar con él en frente de Elena, y así viendo esa imagen me quedo profundamente dormida.
***
—¿Adela? ¿Mi amor? — escucho la voz de Gael. Esa voz tan suave y hermosa que siempre tiene —mi amor, hemos llegado, despierta.—
Por fin abro los ojos y lo veo sonriente frente a mi, le respondo de la misma manera —¿Qué pasa? — pregunto —¿las niñas? —
—Ellas están bien, Han las va bajando, ven vamos, hemos llegado.—
Me levanto un poco confundida pero por fin descansada. De pronto quisiera volver a volar de América a Europa para volver dormir otra siesta de tantas horas. Gael me da la mano y comenzamos a caminar por el estrecho pasillo.
—Bienvenida a España— me murmura y ambos comenzamos a bajar las escaleras del avión.
A lo lejos, veo a Han que trae a mis dos hijas en sus porta bebés y al verme sonríe — ¿dormí todo el viaje? —
—Sí, todo, Han estuvo al pendiente de ti ¿tuviste pesadillas? — me dice mientras bajamos hacia la camioneta que nos llevará a nuestro destino.
—Hmmm… supongo, no sé, la verdad es que no recuerdo ¿por qué lo dices? —
—Es que te movías mucho y empezabas a murmurar cosas que no te entendíamos. Tuve que irme a tu lado para tranquilizarte.—
—Gracias… — le agradezco.
—No hay nada que agradecer.—
Subimos a la van y veo a las nenas despiertas —¡hola mis amores! — les digo y ellas me ve fijamente.
—Despertaron antes de que aterrizara el avión, ambas durmieron profundamente.—
—Me alegro, eso les ayuda a crecer— le digo y Han sonríe — muchas gracias por cuidarlas mientras dormía.
—Pues también debería agradecerle a su padre, que estuvo al pendiente conmigo para dejarla a descansar. Les dio de comer, las arrullo, les cambió de pañal.—
Volteo a ver a Gael y él se sonroja, parece que aún tengo ese efecto en él. Le tomo de la mano — muchas gracias por dejarme descansar.—
—No es nada.. además somos un equipo ¿qué no? — y yo asiento.
Después nos quedamos los tres en silencio hasta llegar a la casa. Debo admitir que me da un poco de nostalgia regresar al lugar donde antes pasamos malos entendidos Gael y yo, pero por una razón, al entrar al lugar, siento una calama que inmediatamente me hace sonreír, como si llegara a un santuario, a un lugar donde encontraría el camino y recobraría las fuerzas.
Han entra con las niñas y sonríe — me agrada, es pequeño, así no tendré que recorrer mucho espacio cuando las deba cuidar.—
Las deja a ambas sobre el sofá y va a revisar los alrededores, revisa los cuartos, ventanas, puertas el jardín, todo, asegurándose de identificar todas las entradas y salidas de la casa.
—Todo bien, no debería de haber problema — dice seguro.
—Perfecto — murmuro y luego presto atención a mis hijas — mi amores, bienvenidas a su hogar, aquí estarán seguras y bien cuidadas por nosotros tres, y además conocerán a sus abuelitos, primos y tios.—
Comienzo a hacerles cosquillas en el estómago y ellas mueven las piernas y los brazos. Gael se acerca y las ve —Bienvenida Adela, bienvenida a tu casa. —
—Ya vi que no moviste nada.—
—Ni un mueble, ni una decoración. Esta casa siempre ha sido de los dos y ahora es de los cuatro.—
Me volteo y lo veo a los ojos — te prometo que estaré más tranquila, te prometo que lo intentaré.—
Él me da un beso sobre la frente — gracias Adela, gracias por darme la oportunidad de demostraste que soy un hombre mejor.—
—Siempre lo fuiste, sólo que esta vez no me lo demuestres a mi, si no a estas pequeñas que te aman con la vida.—
Gael voltea a verlas y les sonríe — les aseguro que amo a su madre con toda mi alma y haré todo lo que esté en mi poder por protegerla y que esa persona que nos quiere hacer tanto daño, no se saldrá con la suya— me asegura y después me da un beso.