El Diario

1885 Palabras
¡Maldición! Esto no puede ser, mi diario está en el auto de Marcos. Horas después. Son las 3 de la madrugada y no puedo dormir, solo puedo pensar en mi diario, sé que Marcos sabe que soy una pervertida, pero para todo hay niveles, y yo soy otro nivel de pervertida. Podría ir me a vivir a otro país, o mejor podría decir en la universidad que morí, o podría huir a suiza está mismo día. Pero, ¡¿qué estoy pensando?! Parezco una loca. Cada una de las cosas que quiero experimentar en el sexo, además de que están escritas tan explícitamente, son tan pervertidas además, las tengo hasta por número. Solo puedo recordar algunas, trataré de dormir y mañana tengo que recuperar mi diario.  MARCOS. Al día siguiente.    Estoy esperando a mi hija en el auto, para llevarla a la universidad, pero tarda demasiado y tengo muchas cosas que hacer, y una reunión en mi empresa. Mientras espero a Vanesa, solo puedo pensar en Cader, ayer me llevo a un lugar hermoso, nunca en mi vida me había sentido tan a gusto con nadie, y me dijo que es mi chica del destino, ella me hace sentir como si tuviera 20 otra vez, aunque sé que soy un hombre guapo y en buena forma, pero ella es una mujer muy joven, realmente hermosa y única en todo los sentidos, estuve a punto de besarla, pero su tía nos interrumpió, como hubiese deseado probar sus labios. —¡Papa! ¿en qué estás pensando? —Me pregunta Vanesa, sacándome de mis pensamientos. —En nada, Vanesa, podrías darte prisa tengo un día muy ocupado. —Está bien, papá no te enojes. —No lo estoy, ¿por qué te sientas atrás? Siempre te gusta ir a mi lado. —Me senté en el asiento trasero, porque llevo mi proyecto a la universidad, y no quiero que se arruine, me costó tanto trabajo. —Está bien, hija, como tú quieras —digo mientras enciendo el auto. —Papá, ¿qué significa esto? —me pregunta Vanesa. —¿Qué cosa? —pregunto. —Aquí dice, quiero que toda su leche sea derramada sobre mi rostro, y probarlo completamente. Me sorprendo mucho, y volteó a ver a Vanesa y tiene una agenda de color rosa en sus manos, inmediatamente se a quien le pertenece. —¡Hija, dame eso! No quiero que lo leas. —Toma papá, es muy extraño todo lo que dice ese cuaderno, ¿será que la leche es buena para el rostro? Sé que Vanesa, ya tiene 18 años, pero ella fue criada como su madre. —Este cuaderno es de mi secretaria, ella trabaja en un spa por las tardes, y tiene todos sus tratamientos anotados, se la devolveré más tarde. —Como quieras, papá ella debe estar muy preocupada por sus apuntes. —No te preocupes, se la devolveré más tarde —digo para cortar la conversación. Dejo a Vanesa en la universidad, y me dirijo a mi empresa, durante el camino solo puedo pensar en ese diario, sé perfectamente que le pertenece a Cader, sé que no tengo derecho de leerlo, pero la curiosidad me mata. Llegó a mi empresa, estacionó mi auto en el parking, tomo mi portafolio y el diario de Cader, camino hacia el ascensor, llego a mi oficina y dejo mi portafolio en mi escritorio, y también el diario de Cader. Me siento en mi silla, enciendo mi computadora y empiezo a trabajar, pero algo no me deja concentrarme, no puedo dejar de ver el diario de Cader, sé que no es correcto, pero la curiosidad me está matando. Me levanto de mi silla, apago la computadora y tomo el diario de Cader, camino hacia mi sofá de cuero, me acomodo y abro el diario de Cader en la primera página. Sola la primera página, y lo que leo hace que mi v***a se ponga realmente dura, mientras leo paso mi mano por mi erección, que crece cada vez más, todas las cosas que Cader ha escrito con detalle son mis fantasías, empiezo a creer que Cader es realmente mi chica del destino. No puedo leer más, me levanto y dejo el diario sobre mi escritorio, y me dirijo a mi baño privado. Entro y desabrocho mi pantalón, y lo bajo junto con mi bóxer, me siento en el baño, y con el semen que se encuentra en el glande de mi pene, lo esparzo por mi mano para no hacerme daño al masturbarme, muevo mi mano rápidamente para darme más placer. Pienso en los labios de Cader, son rojos como una cereza, el olor a vainilla que emana de su cuerpo, su traje de porrista que apenas tapa su redondo culo, como quisiera dejar marcas en su piel blanca, abrirle las piernas y dejar ir toda mi v***a dentro de ella, hasta hacerla gritar de placer, y probar sus líquidos vaginales. ¡Mierda! Me voy a venir. Me levanto y levanto la tapa del inodoro, para que todo mi semen caiga a dentro y no hacer ningún desastre. Limpio el resto de semen que quedo en mi pene, y después lavó mis manos, todo el tiempo solo pensé en Cader, pero no estaré satisfecho hasta hacerla mía, follarla hasta que me canse y no pueda más. Tocan a mi puerta y eso me saca de mis pensamientos. ¡Pase! —Hola, Marcos ¿cómo estás? —Me dice mi amigo Eugenio, mientras entra a mi oficina. —Me encuentro muy bien, ¿Cómo estás tú, pudiste encontrar a tu hija? —Aún no, me siento muy triste por eso, es como si hubiera desaparecido. —Ven amigo, siéntate y podemos hablar mejor —Le digo, señalando el sofá de mi oficina. Nos sentamos, y Eugenio me platica de todos los esfuerzos que ha hecho por encontrar a su hija, pero no obtiene ningún resultado. Él es como un padre para mí, tiene 60 años de edad, todo lo que sé, es gracias a él que me ha tratado como su hijo. Por eso siempre lo escucho con atención, y acepto cualquier consejo que él pueda darme. —Lo único que te puedo decir, es que nunca me daré por vencido, tengo que encontrar a mi hija y dejarle la herencia que le pertenece. —Claro que lo harás, no te preocupes Eugenio, tu hija aparecerá en cualquier momento y estará contigo —Le digo para tratar de consolarlo. —No lo sé, Marcos, últimamente me he estado sintiendo mal, mi corazón está fallando, lo único que quiero es encontrar a mi hija. —No te preocupes, claro que encontrarás a tu hija, y pasarán muchos momentos juntos, no te rindas, aún eres un hombre joven y fuerte. —Gracias, por los cumplidos, pero dentro de 6 meses cumpliré 61 años, y quiero encontrar a mi hija y celebrarlo con ella. —Ten paciencia, pronto encontraras a tu hija, y celebraras tu cumpleaños con ella. —Y dime, ¿cómo te va en las clases? —Pensé que sería algo realmente aburrido, pero resulto todo lo contrario, los jóvenes son realmente educados y muy inteligentes «digo todos, pero solo puedo referirme y pensar en Cader». —Tengo una reunión, gracias por siempre escucharme, eres como mi hijo, Marcos nos vemos otro día y saluda a tu esposa y a tu hija de mi parte. —Gracias a ti por ser como un padre en todos estos años, y hablar contigo es un placer —Le digo, mientras le doy un abrazo. Eugenio sale de mi oficina, y otra vez veo el diario de Cader, que esta sobre mi escritorio, no puedo leerlo otra vez, o me podría poner duro. En este momento se me ocurrió una idea, tengo que hacer algo por Cader, eso podría servir para calmar nuestras ansias por un momento. Le aviso a mi secretaria que saldré, tomo las llaves de mi auto y camino por el pasillo de mi empresa hasta llegar al ascensor, cuando estoy adentro del ascensor, saco mi celular de mi bolsillo y le marco a una persona que me puede ayudar. —Hola, Dana ¿me puedes ayudar con algo?   —Claro, para ti siempre estoy disponible —contesta la mujer. —Entonces, te veo en tu casa en un momento, me pasas tu dirección y nos vemos en un momento. Cuelgo la llamada y salgo del ascensor, llego al parking de mi empresa, y saco las llaves y enciendo mi auto, en este momento tengo mi cabeza solo puesta en Cader, no puedo creer que una chica de 19 años le diera vuelta a mi mundo en solo dos días. Veo la hora en mi Rolex, son las 11:30 de la mañana, las clases en la universidad empiezan a la una de la tarde, aún tengo mucho tiempo. Llego a casa de Dana, bajo de mi auto y camino hasta la entrada de su casa. Toco la puerta. Dana es una prostituta, que me follaba en todas partes, pero no estoy aquí para esto, escuche que ella ahora se dedica a vender juguetes sexuales, y sé que ella es una experta en esas cosas. Escucho los pasos de Dana aproximarse a la puerta, y ella me abre con una sonrisa, no puedo negar que Dana es una mujer preciosa, pero mi Cader es más hermosa. —Hola, Marcos ¿cómo estás? No te quedes ahí parado, pasa eres más que bienvenido en mi casa. —Gracias, Dana, yo estoy muy bien, pero tengo un poco de prisa, escuche que estabas vendiendo vibradores y ese tipo de cosas, quiero comprarte uno. —Claro, tú dime el tamaño y que necesidades tienes. —¿A qué te refieres con eso de necesidades? —pregunto muy confundido. —Me refiero, de que tamaño o para quién es, si es para tu esposa tengo el indicado. —No es para mi esposa, es para una chica que quiero que deje de masturbarse con su mano y sienta más placer. —Lo siento, pero tengo que preguntar ¿la chica es virgen? Por un momento me quedo pensando, Cader es una chica que sabe mucho del sexo, pero en su diario dice, que quiere experimentar muchas cosas. —Siendo sincero, no lo sé —respondo. —No te preocupes, tengo el indicado —Me dice Dana. —Mira, este lo puede usar como ella quiera, es el mejor que tengo, lo puede introducir en su v****a si ella quiere, o solo sostenerlo sobre su clítoris y tiene niveles, yo tengo uno de estos. —¿Y funciona? —pregunto. —Claro que funciona, hace que me corra tan rápido. —Me puedes enseñar a usarlo. —Claro, cariño, lo enciendes y después presionas el primer botón, es para el nivel uno y el dos para más intensidad y el tres es aún mejor, pero te daré un consejo, puede ella empezar con el nivel uno, o el nivel dos, y cuando este a punto de tener un orgasmo, subes al nivel tres y eso hará que ella convulsione de placer. —Está bien, lo compró y gracias por enseñarme a usarlo. —Para eso son los amigos, estoy para ti cuando lo necesites y tengo muchas más cosas. —No, Dana, por el momento solo necesito esto, después te llamaré si necesito otra cosa. —Está bien, lo envuelvo para regalo. —No, pronto lo usaré con alguien, solo dámelo en una bolsa y tengo que irme. Salgo de la casa de Dana, y veo la hora son las doce del mediodía, y sé que Cader llega temprano a la universidad, pero ahora que sé donde vive, quiero ir a recogerla a su casa, quiero enseñarle el regalo que tengo para ella.
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